Órdago final

Está en juego mucho más que el destino más inmediato de Irak y de su dictador Sadam Huseín. Estados Unidos y Francia se disputan el liderazgo mundial y la explotación de los recursos energéticos del futuro y están echando toda la carne en el asador para ganar la partida. En el medio, Sadam Huseín observa desde su bunker de Bagdad cómo, al menos, su caída está provocando una fractura de incalculables consecuencias entre los aliados occidentales enfrascado en un pulso final cainita. Y en una posición perdedora, las Naciones Unidas y el mundo desarrollado en general rezan junto al Papa por una solución in extremis. En la política y en la diplomacia siempre es aconsejable dejar un fusible para poder cambiar en el último minuto y evitar la catástrofe total con un resultado lo menos humillante posible. Sin embargo, si el martes se materializa lo que hoy se ha convertido en una nueva baza de presión -la presencia en el Consejo de Seguridad de la ONU de los jefes de Estado de Francia, Jacques Chirac, y de Rusia, Vladimir Putin, así como del canciller alemán, Gerhard Schröder- el órdago a Estados Unidos tendría además un valor de desafío intolerable que significaría una ruptura muy peligrosa. ¿Llegarían tan lejos Chirac y Schröder? Putin es más que dudoso que se sumara al final porque su dependencia económica de Estados Unidos pesa más. China mira, calla y sonríe. París sueña con que el viaje relámpago de su ministro de Asuntos Exteriores, Dominique de Villepin, a los tres países africanos miembros temporales del Consejo de Seguridad, Camerún, Angola y Guinea Conakry produzca un milagro. Un talonario muy bien surtido necesita el ministro galo en un terreno ya abonado y cosechado por Washington. Lo ideal para Francia sería no tener que utilizar lo que denominan como bomba atómica diplomática, es decir el veto, porque la iniciativa angloamericanoespañola no alcanzara la mayoría simple de nueve votos. Pero cuando el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, habla de hasta diez votos es que el guiso está prácticamente cocinado con Reino Unido, España, Bulgaria, Pakistán, los africanos, más Chile y México, inclinados ante el vértigo dominante. Powell advierte a París de las graves consecuencias para las relaciones bilaterales si Francia veta la nueva resolución. ¿Cuál sería el siguiente paso de Francia hacia Estados Unidos? Cualquier respuesta es preocupante. Con sus convicciones evangélicas y estratégicas encima de su mesa del despacho oval, George W. Bush, atacará con o sin la ONU y no dudará en vetar cualquier intento posterior de resolución de condena, lo que significaría que la organización habría dejado de servir para algo importante. ¿Y las consecuencias para Estados Unidos, Reino Unido y España? Si la guerra va bien, Bush saldría reforzado y tendría garantizada su reelección y podría disfrutar de su Imperio, con muchos problemas. Reino Unido y España tendrían que afrontar una nueva relación con sus socios europeos, Francia y Alemania, con una herida gravísima que afectaría a todo el cuerpo y que necesitaría, seguro, años para sanar. Si la guerra sale mal...