Un comportamiento ejemplar

Las autoridades de Estados Unidos están satisfechas con la respuesta, tanto oficial como ciudadana, que se ha dado al apagón y que mostró una coordinación mucho mayor entre los distintos sistemas de emergencia del país. En tan sólo nueve segundos cesó el suministro de energía eléctrica a unos 50 millones de personas en el nordeste de Estados Unidos y el sur de Canadá. Durante el apagón se registró un muerto en Nueva York y algunos saqueos aislados que obligaron a practicar 26 detenciones. «El pueblo respondió de forma admirable», dijo el presidente George W. Bush, quien realiza una gira política en California. «La gente mostró el verdadero carácter, la fibra de los estadounidenses en un momento difícil», reflexionó. Las respuestas a emergencias, que se han ensayado y afinado desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, incluyeron la descentralización inmediata de operaciones de la Policía de Nueva York, así como cientos de personas que en EE. UU. y Canadá dirigieron espontáneamente el tránsito cuando se apagaron los semáforos. «En un balance general, casi el 100 por ciento de las cosas funcionaron bien», dijo el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. «Los neoyorquinos mostraron que la misma ciudad que casi fue incendiada en los años setenta cuando ocurrió algo similar, es ahora un sitio muy diferente», añadió el alcalde. Bloomberg se refirió al apagón del 13 de julio de 1977, que dejó sin electricidad a 9 millones de personas en Nueva York durante 25 horas, en las que los saqueos y asaltos callejeros resultaron en el arresto de unas 3.700 personas. Desde Nueva York -donde el apagón y la salida inmediata de millones de personas a las calles recordó los momentos de pánico tras los atentados del 11-S- hasta Ottawa, Detroit y Cleveland las autoridades activaron inmediatamente los nuevos programas de emergencia elaborados en los últimos dos años. El Pentágono aumentó los vuelos de aviones de guerra que vigilan el espacio aéreo sobre Washington y hubo una mayor comunicación entre los diversos niveles de Policía, desde el Gobierno federal hasta los estados y municipios. Los informes desde diferentes ciudades dan cuenta de innumerables actos de cooperación entre la gente que se quedó sin transporte y, en el caso de decenas de miles, tuvieron que dormir en las calles. Entre las «figuras» más populares de esta emergencia se cuentan las personas que se hicieron cargo de dirigir el tránsito en los cruces de calles donde se registraron grandes atascos debido a que no funcionaban los semáforos.