¿Qué unanimidad?

IRRELEVANTE y todo, la ONU ha sido cortejada como nunca por Estados Unidos hasta obtener una resolución adoptada por unanimidad: hasta Siria votó a favor. La gestación del texto pasará a los anales de Naciones Unidas porque suscitó la «rebelión» del secretario general. Kofi Annan asumió el criterio de que a más ocupación más resistencia y se mostró decepcionado con las primeras propuestas. El refuerzo que tal postura supuso para el trío franco-germano-ruso hizo posible que las reticencias europeas se mantuvieran, moralmente avaladas no sólo por sus opiniones públicas, sino por Annan. Washington tomó nota y empezó a introducir cambios, ligeros y casi cosméticos al principio, más sustanciales y genuinos después. La principal es que el famoso vital role atribuido a la ONU, el de una gran ONG encargada de distribuir ayuda humanitaria, sí toma un relieve considerable porque recibirá poderes más amplios para inspirar y conducir el proceso institucional y electoral. Y hay también una concesión norteamericana al definir al Consejo Gubernamental interino como el depositario provisional de la soberanía iraquí. En el asunto crucial de los calendarios -la objeción franco-germana básica mientras los rusos insistían más en el rol de la ONU- Washington sólo ha accedido a mencionar una fecha: el 15 del próximo diciembre. Washington tiene, pues, su resolución y Colin Powell se mostró en seguida «muy satisfecho», un minuto antes de saber que Berlín, Moscú y París daban un sí político para mostrar la unidad del Consejo en una grave situación internacional... pero no enviarán tropas ni darán más dinero que el previsto o ninguno, según los casos. En tres palabras lo que queda es: a) concesiones menores, aunque no desdeñables de los Estados Unidos; b) retención por Washington del control del calendario y, por tanto, de la posibilidad de acomodarlo... hasta que sus socios lo fijen en diciembre; c) ya hay una resolución de la ONU que permite unirse militarmente a la Coalición, como pedían algunos Estados.