Las encuestas predicen una segunda vuelta entre dos de los tres candidatos con posibilidades
Cinco millones de guatemaltecos eligen hoy en las urnas a su nuevo presidente
Más de 2.000 observadores internacionales vigilarán el desarrollo electoral
Tanto las autoridades de Guatemala como los observadores internacionales han desplegado sus fuerzas para contribuir a disipar los temores suscitados tras las denuncias de que las elecciones generales que se celebran hoy podrían ser boicoteadas por amenazas de violencia o compra de votos. El Gobierno del presidente Alfonso Portillo ordenó reforzar los más de 20.000 efectivos de los cuerpos de seguridad con igual cantidad de voluntarios. Además, el Tribunal Supremo electoral acreditó a 2.300 observadores internacionales, entre ellos unos cien europeos, y locales. Cinco millones de guatemaltecos, de los once que tiene en el país centroamericano, están habilitados para elegir al presidente, vicepresidente, 158 diputados, 20 titulares y otros tantos suplentes al Parlamente Centroamericano, 331 alcaldes y concejales. A juzgar por las encuestas, será necesaria una segunda vuelta, a celebrarse el 28 de diciembre próximo, para cubrir la jefatura del Estado. Tres candidatos, de los once que se presentan, aparecen con posibilidades de triunfar. El abogado y empresario Oscar Berger, de 57 años, lidera la carrera por el partido de derechas Gran Alianza Nacional (GANA) con un 30,9% de adhesiones. De cerca le sigue el representante de la opositora Unidad Nacional de la Esperanza, Alvaro Colom, de 52 años, con un 27,4% de apoyos. Y en tercer lugar, por el gubernamental Frente Republicano Guatemalteco (FGR) figura el general retirado y ex gobernante de ¿facto¿, Efraín Ríos Montt, de 77 años, que cuenta con un 11,4% de respaldos. Su dictadura, entre 1982 y 1983, fue la etapa más violenta de los 36 años de guerra que vivió el país hasta que en 1986 se impusieron los gobiernos civiles. Ene total, 200.000 guatemaltecos, en su mayoría indígenas mayas, murieron o «desaparecieron» en ese largo y sangriento conflicto. El presidente Portillo, que vetó un decreto que pretendía dar tres días de fiesta a todos los trabajadores, pidió a la comunidad internacional apoyo si