Diario de León

Un pedazo de tela asomando en el suelo delató dónde estaba el zulo en el que estaba escondido

«Soy Sadam Huseín y quiero negociar»

El ex líder iraquí se salvó de la muerte al levantar las manos en señal de rendición y evitó una granada.

En la cocina había naranjas, huevos y lo necesario para preparar el te

En la cocina había naranjas, huevos y lo necesario para preparar el te

Publicado por
David Beriaín - redacción
León

Creado:

Actualizado:

Fue un pedazo de tela asomando en el suelo lo que delató a Sadam Huseín. Sólo eso. Los soldados ha-bían peinado ya una vez la granja de Al Daur sin encontrar nada. La orden llegó por la radio: «Revisadla de nuevo». Otro intento más en la búsqueda de nueve días que llevaban a cabo en los alrededores de Tikrit. Un área de rastreo de menos de dos kilómetros cuadrados. Seguía sin aparecer nada. Entonces, un soldado de las fuerzas especiales vio que algo asomaba en el suelo. El trozo de tela apenas sobresalía unos dedos, pero fue suficiente para llamar la atención del militar. Avisó a sus compañeros que se acercaron hasta allí. Tiraron de la tela y se encontraron la apertura del escondite, una plataforma con asas. Abrieron con cuidado la tapa y se prepararon para lanzar una granada dentro, el procedimiento habitual en estos casos. Pero justo cuando iban a hacerlo dos manos se elevaron desde el fondo del agujero en señal de rendición. Con cuidado, por si había algún disparo o resistencia, sacaron a un hombre barbudo y desaliñado del escondite. «Soy Sadam Huseín, el presidente de Irak, y quiero negociar», dijo en inglés. Los soldados sorprendidos, respondieron: «El presidente Bush le manda saludos». Dos soldados de las fuerzas especiales le ataron las manos a la espalda con unas esposas de plástico y lo subieron a un helicóptero. Tan pronto como tuvieron a mano la radio, llamaron al coronel James Hickey, jefe de la Primera Brigada de la Cuarta División de Infantería, a cargo de la misión y le dieron un escueto mensaje. «Creemos que tenemos a HVT-1». Ese era el código para indicar que viajaban con el dictador.

Un estrategia con resultado

Las pistas que condujeron a la captura llegaron a la inteligencia norteamericana tres semanas antes, cuando decidieron cambiar una estrategia que no les estaba dando resultado por una más imaginativa. Viraron su punto de mira del entorno más cercano de Sadam a familiares más lejanos y aliados tribales de su Tikrit natal. Según The Washington Post , esto llevó a la captura el viernes de un miembro del clan de Huseín en Tikrit. Esto proporcionó una pista vital a la inteligencia norteamericana acerca del paradero del dictador, aunque no suficientemente concreta. Las fotografías de infrarrojos de las siguientes 24 horas permitieron reducir el área de búsqueda a Al Daur. De acuerdo con el relato del coronel James Hickey, al mando de la operación, a última hora de la tarde, unos 600 soldados se dirigieron a Al Daur, a unos 15 kilómetros al sur de Tikrit. Pero en ninguno de los dos sitios en los que se presumía que pudiera estar se pudo localizar al ex presidente iraquí, lo que hizo que las tropas registraran otros lugares cercanos. La sorpresa les esperaba en una abandonada gran-ja de palmeras a unos 100 metros de la orilla del río Tigris. Allí descubrieron el zulo y a Sadam. «Esperábamos encontrar más resistencia. No creímos que sería tan fácil, estábamos preparados para el combate», dijo el coronel Hickey a los periodistas que el Ejército norteamericano trasladó a la zona para enseñar el escondite de Sadam y comentar los detalles de la captura. Lo único que pudieron ver fue una pequeña cama, un frigorífico y algo de fruta.

Contárselo al mundo

El coronel Hickey transmitió inmediatamente la noticia a sus superiores y estos a Washington. Allí ya tenían desde hacía meses dos operaciones de prensa prepa-radas: una por si lo cazaban vivo y otra en el caso de que tuvieran que matarlo. En cualquiera de los dos casos, la idea era difundir al público lo antes posible las imágenes de Sadam Huseín para evitar los rumores y la incredulidad con la que los iraquíes asistieron a la muerte de Uday y Qusay, sus hijos. La grabación de Sadam se eligió cuidadosamente para no permitir que apareciera como un héroe o como un mártir. «Las imágenes en las que se le ve cómo le examinan para ver si tiene piojos y le miran la garganta son lo más rutinario que hay, lo que viene a mostrar que es un mortal común y corriente, que no es sobrehumano, que ya no es una amenaza».

tracking