Diario de León

La mezcladora se precipitó sobre el transporte que llevaba a los pequeños de vuelta a casa

Mueren 23 menores en Colombia al caer una excavadora en su autobús

Todas las víctimas son niños entre cinco y 16 años, 36 de los cuales permanecen heridos

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Milagros López de Guereño - bogotá
León

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«Se nos acabó la vida», gritaba desesperado un joven al serle confirmada por sus familiares la muerte de su hermano de 7 años. Este jueves, a primera hora de la mañana, comenzaron a ser entregados los cadáveres de las 23 víctimas del accidente ocurrido el miércoles en Bogotá cuando una mezcladora de cemento se desplomó sobre un autobús escolar. «Nuestro pequeño no pudo salvarse. El señor de la Cruz Roja nos describió cómo estaba vestido, nos habló de la camiseta roja con el número 31 que él a veces llevaba debajo del uniforme», le explicaban al joven, ex alumno también del colegio Agustiniano Norte. Un portavoz de la Policía Nacional confirmó que «el saldo parcial es de 23 niños muertos y 36 más heridos, pero el número de víctimas fatales puede aumentar. Todas las víctimas son niños entre cinco y 16 años». El alcalde de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, pidió a la Fiscalía investigar a fondo el accidente, uno de los peores ocurridos en la capital colombiana, de unos siete millones de habitantes. Según las primeras investigaciones, el conductor de la máquina de 40 toneladas de peso, que trabajaba en la obra pública Transmilenio, perdió el control y cayó desde una vía elevada de la autopista sobre el vehículo que, circulando por otro carril y en dirección contraria, devolvía a sus hogares a unos 50 estudiantes de primaria y secundaria. El conductor y otro adulto viajaban con ellos. Segundo accidente grave «No hay palabras para describir esto -dijo Garzón-. Es profundamente doloroso». Este es el segundo accidente grave que involucra a personal y maquinaria que participa en los trabajos de la nueva troncal. El pasado 2 de abril, un vehículo que transportaba una retroexcavadora derrumbó un puente peatonal y dejó un muerto y dos heridos. El colegio abrió sus puertas para atender a numerosos padres que acudían a conocer el paradero de sus hijos. Gritos de angustia, desmayos, caos y desesperación se adueñaron del recinto que poco antes estaba repleto de risas infantiles. El llanto se apoderó de padres y muchos profesores. Leonardo López, uno de los conductores, lloraba en un rincón, según el diario El Tiempo : «Dios mío, esto es terrible. Así no sean hijos nuestros, esto es muy doloroso. De tratarlos todos los días uno les coge cariño y amor». A las 7 de la noche, al confirmarse la gravedad del trágico accidente, Yesid Romero, directivo de la Asociación de Padres de Familia, anunció que el centro suspendía las clases para guardar tres días de luto. También ayer, un nuevo accidente de transporte escolar sacudía la ya dolorosa experiencia de Bogotá. Al menos otres trece estudiantes y tres adultos resultaron heridos al accidentarse el autobús en el que viajaban, horas después de que otro autobús colegial fuera aplastado por la excavadora. El vehículo fue embestido por un pequeño autobús del servicio de pasajeros que, según el comandante de la estación de policía del área, Coronel Luis Olivares, iba a velocidad excesiva. El autobús estaba ocupado pro estudiantes del Instituto Distrital Moderno.

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