Diario de León

El Frente Polisario cuestiona el poder de Naciones Unidas para resolver el conflicto con Marruecos | Perfil | James Baker |

Baker podría hacer campaña con Bush, tras cesar de mediador para el Sáhara Un poderoso en la trastienda

El peruano Álvaro de Soto podría convertirse en el nuevo enviado especial de la ONU Republicano moderado, colaboró con Bu

Baker, en una imagen de archivo durante una reunión en Marruecos

Baker, en una imagen de archivo durante una reunión en Marruecos

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agencias | naciones unidas
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Trece de años de esfuerzos diplomáticos no han permitido encontrar una solución al conflicto del Sahára Occidental, del que ahora se distancia su principal mediador, James Baker. Se desconocen las razones de la dimisión de Baker como enviado especial de las Naciones Unidas, pero, según fuentes diplomáticas, en la organización se vive una fatiga por el estancamiento de las negociaciones para resolver el conflicto entre el Gobierno de Marruecos y los independentistas del Frente Polisario. Algunos observadores señalan que Baker, un político muy próximo al presidente de EE.UU., George W. Bush, quien le pidió mediar en la negociación sobre la deuda externa de Irak, podría implicarse de alguna forma en la campaña para la reelección presidencial. Marruecos reaccionó ayer de forma políticamente correcta a la decisión del enviado especial de las Naciones Unidas para el conflicto del Sáhara occidental, el ex secretario de Estado norteamericano James Baker, de abandonar su misión. El Ministerio de Asuntos Exteriores del país magrebí difundió una nota en la que dice que «lamenta» la decisión y valora altamente «los esfuerzos loables» del representante de Kofi Annan, que será sustituido por el diplomático peruano Álvaro de Soto. Pero, al margen de la reacción oficial, la noticia fue acogida con alivio en los mentideros políticos y diplomáticos del país norteafricano. Rabat, que puso en duda la mediación de Baker en el conflicto, piensa que «el cambio le beneficia» y «el tiempo juega a su favor y en contra del Polisario», señalan círculos diplomáticos. Reacciones Tras conocerse la dimisión, el Frente Polisario, a través de su representante en la ONU, Ahmed Bujari, indicó que Baker «ha dejado para la posteridad un valioso legado, representado por un plan de paz que cuenta con el apoyo del Consejo de seguridad». Agregó que el plan que elaboró consagra «el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación y permanecerá como punto de partida y de llegada de todo futuro esfuerzo que las Naciones Unidas vayan a desplegar con el fin de lograr una descolonización correcta y definitiva» de la antigua colonia española. El embajador de Marruecos ante la ONU, Mohamed Benouna, agradeció los esfuerzos de Baker en la búsqueda de una «solución política sostenible y aceptable para todos». Agregó que el Gobierno marroquí ha cooperado «completamente y con franqueza» con el que fuera secretario de Estado norteamericano, y que en cada momento «Marruecos le ha explicado lo que puede aceptar y cuáles son sus líneas rojas», en referencia a su soberanía e integridad territorial. Por su parte, el representante del movimiento independentista saharaui en el Estado español, Brahim Gali, manifestó que la dimisión de Baker demuestra «la falta de contundencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para imponer sus resoluciones relativas al conflicto, especialmente la 1.495 de julio del 2003». Además, Gali pidió al Gobierno español que «asuma sus plenas responsabilidades» en la crisis saharaui y «defienda los derechos legítimos del pueblo saharaui, como su autodeterminación». Fuentes independentistas saharauis de El Aaiún (la antigua capital administrativa del Sáhara occidental) expresaron su «preocupación por un conflicto que se alarga de manera cruel e innecesaria» y acusaron a Rabat de «estar detrás de la decisión de Baker y de haber convencido a EE.UU. para que maniobre a favor de sus intereses». Un ex dirigente del Polisario afincado en Marruecos coincidió con la valoración de sus antiguos compañeros independentistas y dijo que «no es una casualidad que la dimisión de Baker», que se hará pública la semana que viene, «se dé a conocer a los pocos días de que Washington haya anunciado que Rabat se convierte en un aliado militar de primera fila». La renuncia de James Baker como enviado del secretario general de la ONU para el Sahara Occidental deja sin un mediador experimentado a la organización, que desde hace años busca un acuerdo entre Marruecos y el Frente Polisario. La decisión de Baker, un político que desarrolló parte de su carrera durante la guerra fría, fue confirmada ayer por la portavoz adjunta de la ONU, Maria Okabe. El ex secretario de Estado norteamericano, de 74 años, fue nombrado por el secretario general, Kofi Annan, enviado personal para el Sahara el 17 de marzo de 1997. Baker, quien nació en Houston (Texas) en 1930, estudió Derecho e Historia, antes de comenzar a trabajar como abogado, profesión que ejerció entre 1957 y 1975. Este «republicano moderado», como él mismo se define, inició su carrera política en 1969 cuando ayudó a George Bush en un fallido intento para alcanzar el Senado por Texas. Fue subsecretario de Comercio durante la presidencia de Gerald Ford, de quien fue asesor de campaña, al igual que de George Bush durante la elección del candidato republicano que le enfrentó a Ronald Reagan. Cuando éste llegó a la presidencia, Bush fue vicepresidente y Baker jefe de su Gabinete, entre 1981 y 1985, año en el que fue nombrado secretario del Tesoro. En agosto de 1988 fue designado jefe de la campaña electoral de Bush a la presidencia de los Estados Unidos, y luego secretario de Estado. Baker se convirtió entonces en uno de los artífices del deshielo entre la Unión Soviética y EE.UU., promovió la creación de una coalición internacional para la Guerra del Golfo y logró que el Consejo de Seguridad de la ONU diera su bendición a la operación «Tormenta del Desierto» para liberar Kuwait. Nombrado jefe de Gabinete de la Casa Blanca en 1992 por el presidente Bush, ocupó este cargo hasta el final de la presidencia y hasta la llegada de Bill Clinton en 1993. Tras su nombramiento por Annan, en 1997, Baker inició contactos con representantes marroquíes y saharauis del Frente Polisario a fin de acercar posturas para la celebración de un referéndum de autodeterminación en la ex colonia española. Divergencias Las divergencias sobre la composición del censo hicieron que la consulta se fuera aplazando, y el estancamiento era tal que comenzó a buscar alternativas al plan de Arreglo que ambas partes aceptaron en 1991. Posteriormente presentó un plan, conocido por su nombre, que prevé la celebración de elecciones autonómicas en el plazo de un año y de un referéndum de autodeterminación a lo sumo en cinco, aceptado por el Frente Polisario. Marruecos ha rechazado el «plan Baker» y prefiere el «Acuerdo Marco sobre el estatuto del Sáhara», que prevé una autonomía administrativa del territorio bajo soberanía marroquí, opción que rechazan los independentistas saharauis. La dimisión de Baker se ha producido en pleno estancamiento del proceso.

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