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| Análisis | La actualidad iraquí

Muqtada y el Ejército del Mahdi se convierten en el mayor reto de la posguerra

Publicado por
David Beriain redaccion
León

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Noticias contradictorias, rumores sin confirmar, mentiras flagrantes. La crisis de Nayaf pasará a la historia de la posguerra iraquí como una de las más confusas y extrañas, lideradas por un clérigo en paradero desconocido y cuyo control real sobre las milicias estaba, cuando menos, en entredicho. Estos son algunos de los interrogantes que permanecían ayer abiertos. ¿Dónde está Muqtada? Desde el principio se asumió que permanecía en la mezquita, pero algunas informaciones llegadas ayer desde Nayaf apuntaron que podría haber dejado el recinto sagrado en busca de un lugar más seguro. Sus propios portavoces aseguraron que Al Sáder no había dejado la ciudad de Nayaf y que permencería en la ciudad «hasta el martirio». Sin embargo, no se sería descabellado pensar que podría estar en Kufa, su auténtica plaza fuerte. Sus milicianos también controlan la mezquita de esta ciudad a cinco kilómetros de Nayaf. ¿Cuál es la postura de Al Sáder? Es la mayor incognita. En los tres últimos días se le han atribuido decisiones contradictorias: se habló de que aceptaba las condiciones del Gobierno y luego que las rechazaba tajantemente. Después se dijo que había aceptado entregar el control de la mezquita a la marjaiya, la más alta insitución religiosa chií, pero eso era algo que no acaba de producirse. Sea como fuere, no parece muy probable que Al Sáder renuncie a su milicia a cambio de poder integrarla en el panorma político iraquí, porque sabe que perdería toda su influencia. Otra cosa es que entregue o no la mezquita, pero los milicianos seguirán luchando. Antes de esta última revuelta, algunos estudios le concedían el apoyo de al menos un 15% de la población iraquí. Ahora seguramente habrá aumentado. Si el clérigo ordena parar la lucha, ¿parará? No está claro cuál es el control real que ejerce Al Sáder sobre sus hombres. Ya les ocurrió a los soldados españoles cuando anunciaron su retirada. El clérigo radical llamó a sus fieles a respetar las operaciones de salida de la Brigada Plus Ultra y, sin embargo, los ataques siguieron produciéndose. Por eso, es probable que quienes se han atrincherado tanto en Nayaf como en el barrio bagdadí de Sadr City o en Basora, continúen la lucha hasta el final. Los hombres del Ejército del Mahdi han recibido en las últimas semanas el calor y el apoyo de una parte de la población iraquí. Están motivados y se sienten héroes. ¿Qué capacidad real tiene la milicia? El Ejército del Mahdi se ha mostrado como una guerrilla capaz y organizada, que aplica tácticas de infantería imaginativas y que muestra un absoluto desprecio por la muerte. Desde luego, tiene poco que hacer contra la maquinaria de guerra norteamericana, pero puede seguir molestando y atacando al ejército norteamericano donde más le duele. En la revuelta que protagonizaron en abril, consiguieron comprometer las líneas de suministro estadounidenses y se mostraron capaces de asaltar y mantener el control de comisarías de policía, edificios gubernamentales y otras instituciones. De hecho, la milicia de Al Sáder supone un nuevo reto para los norteamericanos, que hasta ahora se habían enfrentado a terroristas. Los hombres de Al Sáder no atacan civiles y no secuestran como los grupos suníes del norte del país. Son una guerrilla en toda regla. Durante la actual revuelta, han conseguido comprometer a Estados Unidos tácticamente, ya que ha tenido que movilizar muchos recursos al sur del país, descuidando lugares tan sensibles como Mosul o Kirkuk.

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