Diario de León

El joven, que causó la muerte a tres personas, es el kamikaze más joven de la segunda Intifada

Un suicida de sólo 16 años ataca un mercado israelí en pleno Tel Aviv

La madre del palestino tacha de inmoral que envíen a un menor en lugar de ir un adulto La resurrec

Amer Al Fahr

Amer Al Fahr

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C. Tristán - corresponsal | jerusalén
León

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Eran las once y cuarto de la mañana. El mercado de El Carmel situado en el sur de Tel Aviv, el único zoco oriental que mantiene la estructura de mercado árabe, es un hervidero de gentes que compran de puesto en puesto a esas horas de la mañana (y ayer no era una excepción) cuando un joven de 16 años, Amer Al Fahr, hizo estallar la pequeña carga explosiva de unos cinco kilos que llevaba adosada al vientre. La explosión mató a dos mujeres y un hombre, además de al propio suicida, y dejó heridas a 35 personas, varias de ellas en estado grave. Las estrechas callejuelas del mercado hicieron que la evacuación de las víctimas y heridos resultase difícil. El atentado lo reivindicaba horas más tarde el Frente Popular para la Liberación de Palestina, una de las facciones armadas de la izquierda palestina menos activa durante la segunda Intifada. La policía identificó casi inmediatamente al atacante como Eli Amer Alfar, quien con sólo 16 años se ha convertido en uno de los suicidas más jóvenes de la segunda intifada. Su madre, Samira Abdullah, lamentó que su hijo, del que se había despedido por la mañana sin saber lo que iba a hacer, se hubiera inmolado de esa manera. «Es inmoral enviar a alguien tan joven. Deberían haber enviado a un adulto que fuera capaz de discernir lo que hace», comentó la madre. El jovencísimo kamikaze había partido esa misma mañana de su casa del campo de refugiados de Askar, cerca de Nablusa, sin decir a dónde iba, y su familia se enteró de la tragedia por la radio, según aseguró uno de sus hermanos. La madre del suicida, Samira Abdullah, dijo que durante los últimos días observó algunos cambios en el comportamiento de su hijo. «Sentí que el comportamiento del chico cambiaba. A veces me besaba en la mano y con frecuencia me decía que rezara por él. Cambió, aunque nunca pensé que iba a cometer un atentado». El padre del suicida explicó que su hijo se levantó temprano y le pidió dos shekels (40 céntimos de euro). «Me besó en la mejilla y en la mano y se marchó. Yo volví a dormir». Los servicios de seguridad israelíes no estaban alertados sobre la posibilidad de que el zoco pudiera ser un objetivo de atentados. De hecho es el primero que se produce desde que comenzó la Intifada, hace ya cuatro años. Mientras tanto toda la cúpula palestina condenaba el atentado, incluido su presidente, Yaser Arafat -cuyo estado de salud es «estable»- que lo hacía desde París a través de su portavoz. Otro menor El primer ministro palestino, Abu Ala, aseguró que «estas acciones no ayudan a la causa palestina» y pidió a todas las milicias armadas a detener los ataques contra la población civil israelí. El viceministro de Defensa, Zeev Boim, no quiso pronunciarse sobre cuales serían las posibles represalias, afirmando lacónicamente que, independientemente del ataque, «seguirá la guerra contra el terrorismo». Poco después de la explosión, el Ejército israelí mató a un niño de 12 años de un disparo en el cuello en el campo de refugiados del que era oriundo el suicida, cuando lanzaba piedras a los soldados, un extremo que niega Israel. El FPLP es una pequeña formación de orientación marxista fundada en 1967 y que cuenta con 800 militantes, cristianos en gran parte.

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