Diario de León

Los escándalos obligan a dejar la política a David Blunkett, que aspiraba a convertirse en el primer ministro británico invidente

Dimite el ministro ciego de Blair por el visado a una criada de su ex

Su amante, con la que mantiene un pleito por la paternidad de dos hijos, destapa el caso

David Blunkett presentó su dimisión por el escándalo de abuso de poder

David Blunkett presentó su dimisión por el escándalo de abuso de poder

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Imanol Alende - corresponsal | londres
León

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«Tengo un sueño, ser el primer jefe de Gobierno británico invidente». Este era el sueño del ministro del Interior británico, David Blunkett, y en sueño se quedará. Ayer, el paladín de Tony Blair en Downing Street se veía forzado a dimitir tras perder apoyo entre las filas de su partido y del Gobierno ante la ola de acusaciones por haber favorecido a la niñera de su ex amante para obtener un permiso de residencia y un visado turístico para visitar Austria. Además Blunkett invidente de nacimiento, era perseguido desde hacía semanas por la prensa amarilla tras iniciar un litigio por la paternidad de los dos hijos de su ex amante. Ayer fue uno de esos días que marcan la personalidad tan peculiar de la vida política británica. Por la mañana, el rotativo Daily Mail lanzó su caballería ultraconservadora en pos de la cabeza de Blunkett al informar que gracias a la intervención del ministro del Interior, Leoncia Casalme, la niñera filipina de la ex amante de Blunkett, Kimberly Quinn, había obtenido en días un visado turístico en la Navidad del 2002 para visitar a una hermana en Austria, en vez de esperar el preceptivo mes. Blunkett ya fue acusado de abuso de poder al agilizar la obtención de la residencia en el Reino Unido de la niñera, lo que había forzado a crear una comisión investigadora. A media mañana el Home Office emitió un comunicado advirtiendo de la falsedad de la información y desde Downing Street se pidió al embajador austríaco en Londres, Alexander Chris-tiane, que saliera en defensa del ministro, lo que hizo obligado por la diplomacia. Un litigio humillante La doble acusación de haber utilizado su cargo para contentar a su ex amante, junto con el humillante litigio contra ésta por la paternidad de sus dos hijos -ella defiende que son de su marido- fue suficiente motivo para disparar el malestar en las filas de los parlamentarios laboristas. El aspecto más rocambolesco del «lío» del ministro es que los detalles sobre el supuesto abuso de poder fueron filtrados a la prensa por la propia mujer, en venganza por la decisión de Blunkett de pleitear por la paternidad de los niños (uno de ellos aún por nacer). El colmo de la densa jornada fue la decisión de Blunkett de cantar, acompañado por otro parlamentario de su formación a la guitarra, y durante un acto navideño del Partido Laborista, la canción de Fred Astaire Pick Yourself Up (Rehacerte), lo que fue interpretado como otro signo de arrogancia por parte del ministro, mismo mal del que fue acusado el pasado fin de semana por el viceprimer ministro, John Prescott. A pesar de que Blair apoyó a su ministro durante la crisis, sí es cierto que el premier mostró su desilusión cuando se supo que Blunkett había criticado a varios de sus colegas en el Gobierno en una autobiografía que está a punto de aparecer. Blunkett subrayó al dimitir: «No hice nada incorrecto». Se va, dice, para no dañar a Blair.

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