Beirut revive la era de los atentados con el asesinato de su ex presidente

El ex primer ministro libanés Rafic Hariri murió ayer en un atentado con coche bomba en Beirut, junto con otras nueve personas, apenas seis meses después de que abandonara la jefatura de Gobierno tras un enfrentamiento con Siria. Un centenar de personas resultaron heridas, entre ellas el ex ministro de Economía Bassem Freija. El vehículo estaba cargado con 350 kilos de explosivos y provocó un enorme cráter. El asesinato, que hace temer inestabilidad y ajuste de cuentas entre rivales políticos en el Líbano, fue reivindicado por la hasta ahora desconocida Organización de la Victoria y la Yihad en los países del Sham -Siria, Líbano, Jordania y Palestina-, que afirmó en un vídeo que el objetivo era castigar a Hariri por su apoyo a Arabia Saudí, que lidera una campaña contra Al Qaida. La oposición libanesa achacó a Siria y al régimen del presidente libanés, Emile Lahud, el magnicidio. El ex ministro de Economía Marwan Hamadi afirmó: «La responsabilidad es conocida, comienza en Damasco, pasa por el palacio de Baabda (sede de la presidencia li-banesa) y el Gobierno libanés». La oposición pide que dimita el primer ministro Omar Karami, la retirada de las tropas sirias y que una comisión internacional investigue el atentado. En un intento de calmar los ánimos, la familia de Hariri pidió a los libaneses «preservar la unidad nacional». Hariri formaba parte de la oposición y no se descartaba su victoria en las legislativas, previstas para abril o mayo. Se oponía a la prórroga del mandato del presidente Lahud, con quien nunca se entendió, pero a quien apoyó presionado por Siria.