Diario de León

Los bagdalíes critican el paso de las caravanas de mercenarios extranjeros, siempre atacadas

Un coche bomba estalla al paso de un convoy y mata a 22 personas en Irak

La mayoría de las víctimas, entre las que se hay dos estadounidenses, son civiles iraquíes

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bagdad | colpisa

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No hay día que no cesen los ataques en Irak. Este sábado 22 personas, entre ellas dos mercenarios estadounidenses, murieron y 33 civiles iraquíes resultaron heridos en un atentado con coche bomba en pleno centro de Bagdad. Es la peor semana de violencia desde las elecciones parlamentarias del pasado 30 de enero: ya son más de 267 muertos. El atentado tuvo lugar poco después de las 11.00 horas, cuando un coche trufado de explosivos estalló al paso de un convoy de vehículos todo terreno que se disponían a entrar en un túnel que conduce a la concurrida calle Saadum. Estos automóviles son usados por mercenarios extranjeros contratados por el ejército estadounidense para ejercer labores de vigilancia y seguridad. La explosión afectó sobre todo a los civiles iraquíes que caminaban por el lugar, trece de ellos murieron y más de una treintena resultaron heridos, entre ellos mujeres y niños. Con respecto a los dos mercenarios muertos, un testigo aseguró a AFP que los cuerpos quedaron carbonizados como consecuencia de la deflagración. Un oficial estadounidense aseguró en el lugar de la explosión que se trataba de ciudadanos estadounidenses. Además de los tres vehículos del convoy que resultaron totalmente destruidos, otros siete automóviles de civiles también se vieron dañados, así como un autobús de escolar que circulaba por la zona. Un testigo que tiene una tienda en la plaza Tahrir, Mondher Fadel, indicó que los socorristas sacaron por lo menos a tres colegiales del bus escolar y un corresponsal de la AFP vio el vehículo en llamas y libros escolares esparcidos en la calle. Por lo menos había ocho ambulancias en la plaza para evacuar a las víctimas. Bagdadíes furiosos Habitantes furiosos se reunieron en el lugar, donde los bomberos trataban de controlar el fuego en medio de una fuerte presencia policial. Uno de ellos dijo que no debía autorizarse a las caravanas de vehículos extranjeros circular por las calles de Bagdad pues «cada vez que son atacados, son los civiles los que pagan el precio». Guardias de seguridad extranjeros, vestidos con camisetas azules y pantalones caqui, con cascos, y armados con kalachnikov o M-16, estaban en posición de combate y apuntaban sus armas a quienes se acercaban. Uno de ellos tenía el brazo y el rostro manchados de sangre. La potente explosión ocurrió en una hora de gran afluencia en el barrio comercial del centro de Bagdad. Una espesa columna de humo negro se elevó hacia el cielo y helicópteros sobrevolaron el lugar.

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