Diario de León

Populares y socialistas discrepan sobre si se deben o no mantener las ratificaciones

La Eurocámara esboza la opción de «congelar» un año la Constitución

Borrell argumenta que esta solución mantendría vivo el proyecto constitucional Rechazo aplastante a la moc

José Manuel Durão Barroso, ayer en un debate en el Parlamento Europeo en Estrasburgo

José Manuel Durão Barroso, ayer en un debate en el Parlamento Europeo en Estrasburgo

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Domingos Sampedro - corresponsal | bruselas
León

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El Parlamento Europeo libró ayer una auténtica guerra de matices para decidir qué es lo más conveniente para Europa y su proyecto de Constitución, después de que ésta fuera rechazada por Francia y Holanda. Y aunque tras un debate empecinado de tres horas los eurodiputados no decidieron nada, sí al menos esbozaron la opción de aparcar durante un año la ratificación de la Carta Magna como única vía posible para impedir su defunción. «Continuar adelante con el proceso de ratificación, pero con una pausa para reflexionar». De este modo retórico definió ayer el presidente de la Eurocámara, Josep Borrell, la posición que mantiene la institución respecto al modo de escapar a la parálisis provocada por el doble no a la Constitución europea. Se trata, en realidad, de la única forma de conciliar las dos posturas opuestas que mantienen los principales grupos políticos. Una, abanderada por socialistas y verdes, que se declaran partidarios de continuar con el proceso de ratificación tal y como estaba previsto. Y la otra, esgrimida por el Grupo Popular, el mayoritario en la Cámara (con 267 escaños sobre un total de 731), que considera que la solución más adecuada es instaurar un compás de espera y congelar el proceso. «Es lo único razonable», subrayó el portavoz popular, Hans-Gert Pöttering, «para no caer en un estado de desorientación». Un «cadáver» Para el conservador belga Jean-Luc Dehaene, redactor de la Constitución, incluso una pausa de «sería suficiente» para decidir qué hacer. «Es una decisión dolorosa», agregó el español Méndez de Vigo, «pero para salvarla (la Constitución), lo razonable es que se aplace la ratificación». Aunque varios diputados de la ultraderecha o euroescépticos insistieron en hablar de la Constitución como un «muerto» o un «cadáver», la izquierda parlamentaria intentó transmitir una idea bien distinta. «El proceso sigue», recalcó el socialista alemán Martin Schulz, alegando que «un país no puede dejarse imponer nada desde fuera». ¿Pausa o no pausa? Esta parece ser la clave para la cumbre que celebrarán los líderes europeos la próxima semana. Y en caso de que se imponga la pausa, idea que cada vez gana más adeptos, de cuánto tiempo.

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