Pinochet es desaforado y será juzgado por la desaparición de 119 chilenos

El ex dictador chileno Augusto Pinochet fue despojado ayer de su fuero como ex presidente, en el marco del proceso por la llamada «Operación Colombo», montada en 1975 para encubrir la desaparición de 119 opositores. El plenario de la Corte Apelaciones de Santiago tomó la decisión con 11 votos a favor frente a 10 en contra. La audiencia, en la que estuvieron ausentes cuatro de los 25 jueces que componen el tribunal de alzada, había sido aplazada en dos ocasiones, la primera el pasado 22 de junio y la segunda la semana pasada. En la víspera del primer aplazamiento, Pinochet fue ingresado en el Hospital militar de Santiago, en el que permaneció hasta el día siguiente, tras sufrir un micro infarto cerebral. El pasado lunes, el ex gobernante de facto (1973-1990) también acudió al hospital, pero para someterse a unos exámenes programados y se retiró a su casa tras un par de horas. Alegan mala salud La salud del militar jubilado, de 89 años, constituyó el eje central del alegato que presentó ayer ante la corte su defensor, Pablo Rodríguez, quien afirmó que su condición mental y física le impide asumir o coordinar la defensa con sus abogados y no le permite ser objeto de un proceso judicial. Rodríguez recordó que recientemente la IV Sala de la misma Corte de Apelaciones absolvió por causas de salud a Pinochet en el proceso por los crímenes de la Operación Cóndor, en el que estaba procesado como autor de una decena de homicidios y secuestros (desapariciones). Dicho fallo fue recurrido ante la Corte Suprema por los querellantes de la Operación Cóndor, como se conoció a la coordinación entre las dictaduras militares de los países del Cono Sur para eliminar opositores en las décadas de los años 70 y 80. El defensor de Pinochet argumentó además que no existe ninguna prueba o siquiera sospecha que relacione al ex dictador con esos crímenes. Operación Colombo La Operación Colombo, ejecutada en 1975 por la Dina, la policía secreta de la dictadura, incluyó la edición, por una vez, de las revistas Lea , en Argentina y O Novo Día , en Brasil, en las que se publicaron las listas de las 119 víctimas, que en realidad habían sido detenidas meses antes en Chile por los servicios secretos. En esas publicaciones apócrifas se afirmó que habían muerto en purgas internas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), agrupación que combatió con las armas a la dictadura.