Diario de León

En caso de empate, Dresde decidirá una semana después el resultado final

La muerte de una candidata complica las elecciones en Alemania

A diez días de los comicios, Putin y Schröder anuncian la construcción de un gasoducto

Vladimir Putin vino a apoyar a su amigo en el final de la campaña electoral alemana

Vladimir Putin vino a apoyar a su amigo en el final de la campaña electoral alemana

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Úrsula Moreno - corresponsal | berlín
León

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Alemania parece haber comprado los derechos del culebrón electoral. Los alemanes tendrán que armarse de paciencia hasta conocer el resultado final de los comicios legislativos, que se celebran dentro de diez días. La muerte inesperada de una candidata en Dresde (este de Alemania) ha obligado a retrasar la votación en su circunscripción. En otras palabras, si el resultado provisional que se dé a conocer el próximo 18 de septiembre es reñido, la llave de los comicios podrían tenerla los 219.000 electores de Dresde, que acudirán más tarde a las urnas y conociendo además los resultados provisionales. Un nuevo candidato Kerstin Lorenz de 43 años y madre de dos niños, sufrió el pasado lunes un infarto cerebral durante un mitin, que le provocó la muerte dos días después. Como candidata del ultraderechista Partido Nacional Democrático (NPD), Lorenz aspiraba a un mandato directo por el distritio 160. Ahora su partido tendrán hasta el día 2 de octubre para encontrar a otro candidato y celebrar elecciones. Aunque es improbable que una sola circunscripción (con un 0,6% del electorado) decida los comicios, ahora que la campaña está al rojo vivo, y el Partido Socialdemócrata ha experimentado un importante repunte en las encuestas (de 31 a 34%), todos alimentan esperanzas. Gerhard Schröder fijaba esta semana su objetivo electoral en un ambicioso 38 por ciento, advirtiendo a la oposición liderada por Angela Merkel que pagará la «arrogancia» de alzarse con la victoria antes de que los alemanes hayan emprendido el camino a las urnas. Ayer el canciller recibía además otro abultado regalo, que llegaba directamente de Moscú: la firma de un contrato para la construcción de un gasoducto que conectará Rusia con Alemania a través del mar Báltico. Apoyo de un amigo Vladimir Putin viajó a Berlín para firmar este ambicioso proyecto por valor de más de 10.000 millones de dólares en el que participan consorcios rusos y alemanes. Aunque el presidente ruso no lo quiso reconocer, nadie puso en duda que, además de por motivos económicos, vino a respaldar a su amigo Gerd en la recta final de la campaña electoral. Ambos adelantaron el encuentro para resaltar una vez más el magnífico estado de salud del eje Berlín-Moscú, además de la estrecha amistad que los une. Schröder ha ido mucho más allá que sus antecesores (Helmut Kohl mantuvo buenas relaciones con Boris Yelzin), compartiendo fiestas navideñas y de cumpleaños con su amigo Wolodja, que también siente especial simpatía por Alemania, donde trabajó y cuyo idioma domina. No obstante, el viejo zorro Putin se reunió también en la jornada de ayer con la candidata conservadora a la Cancillería, Angela Merkel, y es que nunca se sabe con quién habrá que hacer negocios dentro de diez días.

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