Diario de León

Cientos de detractores celebran en la calle el óbito y sus seguidores muestran su pesar

Pinochet muere en la cama y sin rendir cuentas ante la Justicia

El ex dictador será enterrado mañana sin funerales de Estado, pero con honores militares

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Robert Mur - corresponsal | santiago
León

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El ex dictador chileno, Augusto Pinochet, falleció ayer a los 91 años en el Hospital Militar de Santiago, al que fue trasladado hace una semana tras sufrir un infarto de miocardio y un edema pulmonar. Ayer, según los médicos que vaticinaban para el martes su salida del hospital, hablaron de que sufrió una «descompensación brusca e inesperada». Al conocerse la noticia, cientos de santiaguinos se acercaron al hospital, unos para llorar a «su» general, otros, la gran mayoría, para celebrar la desaparición del hombre que provocó la muerte de más de 3.000 personas, así como las torturas y el exilio de miles de opositores a la dictadura que rigió Chile entre 1973 y 1990. Televisión en directo La expectación era enorme. Las unidades móviles de televisión conectaron en directo y buscaron las opiniones de los pinochetistas, pero éstos reaccionaron airadamente y empezaron a agredir a los periodistas, empujándoles y lanzándoles monedas y botellas. La intervención de la policía evitó males mayores. A la misma hora, cerca de allí, comenzaron a llegar ministros al domicilio de la presidenta Michelle Bachelet, de donde deben salir las instrucciones sobre el trato oficial que deberá recibir el cadáver y si se decretaba luto oficial. La decisión fue que el ex dictador será enterrado mañana sin funerales de Estado ni duelo nacional, pero con honores militares, informó ayer el secretario general de Gobierno, Ricardo Lagos Weber. «El Gobierno ha autorizado banderas a media asta en los recintos del Ejército y sus unidades militares», dijo el portavoz en el palacio presidencial de La Moneda. Lagos Weber agregó que la autoridad «velará para que se mantenga un clima de tranquilidad y ecuanimidad en el país». Mientras, en la plaza Italia, donde se celebran los triunfos deportivos, se reunieron más de siete mil personas para festejar la muerte del ex dictador. «Es una felicidad inmensa», decía una mujer, cuyo padre murió torturado.

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