Diario de León

IRÁN RUSIA EE.UU. TURQUÍA | Crónica | Testimonio revelador | La dramática situación de los rehenes a manos de las FARC ha abierto un debate en la sociedad

El «Grupo de los 6» trabaja sobre una nueva resolución La ruptura de un gaseoducto provoca un incendio en Volgogrado Hillary Clinton retoma su actividad después del susto en su oficina El Ejército no ha violado el suelo iraquí pese a las tensiones «La vid

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Enrique Ibáñez - efe | bogotá bogotá

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Representantes del llamado «Grupo de los seis», que reúne a Alemania, Francia, Reino Unido, China, Estados Unidos y Rusia sobre el asunto nuclear iraní, acordaron y en París trabajar sobre una nueva resolución en este caso en el Consejo de Seguridad de la ONU, una fuente diplomática gala. La fuente señaló que se trata de «un acuerdo de principio» entre los países, que en los próximos días comenzarán a «intercambiar comunicaciones» sobre el documento. | efe Un fuerte incendio estalló en la localidad rusa de Ust Buzuluk como resultado de una avería en el gasoducto que trasiega el gas de Asia Central al centro de la parte europea de Rusia, Las llamas en el lugar de la ruptura del gasoducto, de un diámetro de 122 milímetros, alcanzaron una altura de 20 metros y se extendieron en un radio de 300 metros,.El accidente se produjo cerca de la localidad de Ust Buzuluk, de la región de Volgogrado ( Stalingrado). | efe Hillary Clinton planeaba regresar ayer a Iowa para hacer campaña en ese estado, después del incidente registrado ayer, cuando un perturbado mental entró en las oficinas de la senadora demócrata estadounidense en Nuevo Hampshire y tomó varios rehenes. El suceso, que se prolongó durante más de seis horas, concluyó sin víctimas, después de que Leeland Eisenberg, la persona que protagonizó los hechos, se entregase a la Policía . | efe Las tropas del Ejército turco no han entrado en territorio iraquí en sus combates con miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), informó un portavoz de este grupo ilegalizado. El Ejército turco había emitido un comunicado anteriormente en el que aseguraba que había descubierto «a 50 ó 60 miembros del grupo terrorista PKK kurdo dentro de los límites de Irak». efe La ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, secuestrada por las FARC desde febrero de 2002, relata en una carta a su madre, incautada por las autoridades a tres milicianos detenidos de esa guerrilla, que «cada día queda menos de mí misma». «Este es un momento muy duro para mí. Piden pruebas de supervivencia a quemarropa y aquí estoy escribiéndote mi alma tendida sobre este papel. Estoy mal físicamente. No he vuelto a comer, el apetito se me bloqueó, el pelo se me cae en grandes cantidades», señala Betancourt en la misiva, de 12 páginas, enviada a su madre, Yolanda Pulecio, y difundida por medios de prensa. «No tengo ganas de nada. Creo que eso es lo único que está bien, no tengo ganas de nada porque aquí, en esta selva, la única respuesta a todo es 'no'. Es mejor, entonces, no querer nada para quedar libre al menos de deseos», apunta Ingrid Betancourt en la carta a su madre. Se lamenta de que el tiempo en la selva es interminable y dice que la vida no es vida, «es un desperdicio lúgubre de tiempo». «Vivo o sobrevivo en una hamaca tendida entre dos palos, cubierta con un mosquitero y con una carpa encima, que oficia de techo, con lo cual puedo pensar que tengo una casa», señala. Se refiere a sus pequeñas pertenencias y a cómo en la selva, en cualquier momento, dan la orden de salir corriendo. Añora a su familia y habla de la muerte de su padre, el ex ministro de Educación Gabriel Betancourt, pocos meses después de ser secuestrada. «Durante años no pude pensar en los niños y el dolor de la muerte de mi papá copaba toda la capacidad de aguante. Llorando pensaba en ellos, sentía que me asfixiaba, que no podía respirar», revela. Sobre sus hijos añade que tiene en su memoria «cada una de las edades» y en cada cumpleaños «les canto el Happy Birthday». En la carta, además, hace reflexiones sobre su condición y la de miles de colombianos secuestrados y señala que «no son un tema políticamente correcto». En Colombia, añade, «hay que pensar de dónde venimos, quiénes somos y a dónde queremos ir» y subraya su aspiración de que «algún día tengamos esa sed de grandeza que hace surgir a los pueblos de la nada hacia el sol». «Cuando seamos incondicionales ante la defensa de la vida y de la libertad de los nuestros, es decir, cuando seamos menos individualistas y más solidarios, menos indiferentes y más comprometidos, menos intolerantes y más compasivos, entonces ese día seremos la nación grande que todos quisiéramos que fuéramos», anota. También tiene tiempopara dar las gracias a quienes intervienen con vistas a la puesta en libertad de los rehenes: «a Piedad (Córdoba, senadora) y a Chávez (Hugo, presidente venezolano) todo, todo mi afecto y mi admiración». «Nuestras vidas están ahí, en el corazón de ellos, que sé que es grande y valeroso», añade y agradece también al alcalde de Bogotá, Eduardo Garzón, sus gestiones, así como al ex ministro Alvaro Leyva, La tragedia de los secuestrados, retenidos en la selva por la guerrilla de las FARC, ha quedado patente al conocerse las pruebas de vida de algunos de ellos, y su dramático impacto hace preguntarse ¿y ahora qué? Las pruebas de supervivencia son de solo dieciséis de los 45 ó 47, según los medios, que las FARC considera «canjeables» por unos 500 guerrilleros presos en un acuerdo humanitario que, para muchos analistas, tiene, además, un componente claramente político. Pero la evidencia dramática son esas imágenes de vídeo, que muestran el deterioro físico de los secuestrados, y las cartas, sobre todo la de la colombo-francesa y ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, que ponen de manifiesto el sufrimiento psicológico de los rehenes. Betancourt lleva casi seis años secuestrada, tres estadounidenses casi cinco y algunos de los soldados y policías cumplirán este mes, si siguen vivos, diez. Las esperanzas, por leves que fueran, de los familiares de los secuestrados y de las propias víctimas se han visto una y otra vez frustradas por las condiciones impuestas por las FARC, y por el Gobierno colombiano que no ha cedido a ellas. El Gobierno colombiano, por medio de su presidente, Álvaro Uribe, ha reiterado que no puede consentir la «exposición» internacional de los «terroristas» ni que se aprovechen del intercambio humanitario para posicionarse políticamente. La publicación por parte de la prensa colombiana de extractos de la carta que Betancourt dirige a su madre, Yolanda Pulecio, que no solo da cuenta de las inhumanas condiciones en las que viven los secuestrados, sino de su desesperanza, ha ofendido a esta última. A tal punto que Pulecio ha anunciado que piensa demandar penalmente a la Fiscalía, que es quien guardaba las pruebas, por la filtración, a lo que el fiscal general, Mario Iguarán, respondió que investigará esa filtración, además de pedir excusas a la madre de Betancourt. Esa es la pregunta que se hacen en Colombia y mientras el Gobierno, y afines, insiste en que ha intentado de muchas maneras y con intermediarios lograr el acuerdo, también hay muchas voces que, resaltando la inhumanidad y la responsabilidad de la guerrilla, entienden que el Estado sí puede hacer concesiones sin que se le achaque debilidad ante el terrorismo. El analista León Valencia afirma hoy en una columna en el diario El Tiempo que no hay justificación alguna ni argumentos válidos de ninguna de las partes -Gobierno y FARC- para «no ceder en el tema del despeje». Se hace eco de la desesperanza al decir que Uribe y el máximo líder y fundador de la guerrilla, «Manuel Marulanda» o «Tirofijo», alias de Pedro Antonio Marín, «están dispuestos a las más terribles tragedias con tal de no ceder». Por eso la pregunta que se hacen los colombianos es ¿Y ahora qué?

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