Diario de León
Publicado por
ENRIQUE VÄZQUEZ
León

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LA GUERRA DE Irak ha sufrido lenta y claramente, una evolución que la ha cambiado por completo en términos conceptuales y políticos y remite ahora a consideraciones y fórmulas igualmente distintas y la razón es que el enemigo es Al-Qaeda, antes sin presencia alguna allí. Terribles atentados indiscriminados unas veces y otras contra blancos seleccionados por razones políticas se suceden a un ritmo infernal y la matanza de no combatientes alcanza proporciones de holocausto. Ayer, cerca de Kirkuk, un hombre-bomba se suicidó en un funeral y causó la muerte a unas sesenta personas. El objetivo era claro esta vez: se enterraba a dos conocidos miembros de la milicia auxiliar suní creada por los servicios norteamericanos, que así, pagando bien cada mes y presionando en pro de la recuperación social de su comunidad, se han ganado su cooperación. Todo el mundo sabe que tal cooperación, percibida como un colaboracionismo incompatible con los mensajes de la insurgencia suní de los dos o tres primeros años de guerra, es meramente práctica y Washington desconfía abiertamente de que pueda mantenerla con lealtad y duración indefinidas, pero la creación de los llamados Consejos del Despertar (en el sentido de percatarse, reaccionar) es, junto a la tregua observada por Moqtada al-Sadr, la razón de la gran baja de los combates y, por tanto, del número de bajas americanas. Bastaría que esos dos factores retomaran su conducta inicial para que todo el edificio se viniera abajo. Al-Qaeda, organización estrictamente suní que tiene a los chiíes por herejes irrecuperables, combate simultáneamente al ejército de EE UUy al Gobierno iraquí, basado en una coalición chií y al que vuelve ahora el Partido de la Concordia (suní) que se había ido del ejecutivo el año pasado. Los norteamericanos han logrado más o menos la neutralización de los suníes y quieren hacer lo mismo con el único factor chií que se resiste: Moqtada al-Sadr y su Ejército del Mahdi, que observa una tregua aunque sus instalaciones en Sadr City (Bagdad) son regularmente atacadas. Washington no oculta que desea seguir también en ese orden un 'approach' político. El propio secretario de Defensa, Robert Gates, reconoció que Moqtada es un factor clave cuyo gran respaldo social hace de él un insoslayable actor político.

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