Diario de León

Ocho millones de camboyanos elegirán hoy con su voto a los 123 diputados que les representarán

El primer ministro Hun Sen, principal favorito en las elecciones de Camboya

La corrupción no ha hecho mella alguna en su credibilidad ni en la de su partido, el PPC

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Jordi Calvet - phnom penh
León

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Los camboyanos acudirán hoy a votar en unas elecciones legislativas en las que el primer ministro, Hun Sen, del ex comunista Partido del Pueblo de Camboya, parte como principal favorito tras 23 años en el poder que le han servido para debilitar a la oposición. Todos los pronósticos apuntan hacia una abrumadora victoria electoral de Hun Sen, del Partido del Pueblo de Camboya (PPC) en unos comicios en los que cerca de ocho millones de camboyanos elegirán con su voto a los 123 diputados que representaran a la sociedad en la Asamblea Nacional o Parlamento. Por primera vez desde el restablecimiento de la democracia, en 1993, Hun Sen podrá, según los sondeos de opinión, gobernar en solitario después de emplear su poder para consolidar el dominio en todas las provincias del país, mediante artimañas legislativas y judiciales, que casi han aniquilado a la oposición. Durante la pasada legislatura, el PPC forzó la aprobación de una enmienda a la Constitución que rebaja a la mitad más uno, la mayoría de dos tercios que se requería para formar gobierno, para evitar formar coalición como ocurrió tras los comicios celebrados en 1998 y en 2003, en ambas ocasiones con el movimiento monárquico Frente de Unidad Nacional para una Camboya Independiente, Neutral, Pacífica, y Cooperativa (FUNCINPEC). Además, según las organizaciones de defensa de lo derechos humanos, las amenazas y la táctica intimidatoria empleada por el PPC contra oposición, fomentó la deserción entre las filas de los partidos rivales, a cuyos destacados dirigentes ofreció después cargos en la Administración, tachada de corrupta e incompetente por los camboyanos de a pie. El PPC garantiza estabilidad El crecimiento económico que ha registrado el país, superior al 10 por ciento en los últimos tres años gracias a la industria textil y al turismo, ha permitido al PPC presentarse como garante de una estabilidad ansiada por un país víctima de uno de los peores genocidios de la historia. Fue el perpetrado por el régimen del Jemer Rojo, que costó la vida a cerca de dos millones de personas por hambruna, torturas y ejecuciones y cuyos máximos responsables están siendo juzgados por un tribunal auspiciado por Naciones Unidas. La estabilidad también se refleja desde en la política, aunque esta tenga como precio el autoritarismo del Gobierno de Hun Sen, un ex comandante del Jemer Rojo que desertó para unirse a las tropas vietnamitas que invadieron Camboya en enero de 1979. La misma campaña electoral, la menos violenta desde que en Camboya se instauró un sistema político de talante democrático, fue un ejemplo de esa estabilidad que mantienen las fuerzas de seguridad camboyanas. El conflicto fronterizo que Camboya mantiene desde el pasado mayo con Tailandia en el templo de Preah Vihear, con tropas de los dos países desplegadas por la zona, ha contribuido a aglutinar el apoyo popular sin fisuras alrededor del Primer Ministro. La corrupción, que los camboyanos denuncian que es galopante en todos los estamentos de la Administración, no ha hecho mella alguna en la credibilidad de Hun Sen. Tampoco ha dañado la imagen de Hun Sen y del PPC, la inflación que, al igual que en el resto de países de la región, se ha cebado en los precios de los alimentos comprometiendo la posición de la creciente clase media del país. La atención de la jornada electoral se centrará en la capital, Phnom Penh, la única circunscripción donde el PPC fue derrotado por su principal opositor.

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