Diario de León

Ciudadanos de una tribu global

134 inmigrantes han vuelto a sus países en el último año, otros 337 emigrantes leoneses han retornado

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carmen tapia | león
León

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Lo s espíritus viajeros, los ciudadanos del mundo que buscan el ideal de un tribu global, dibujan un cruce de vidas con un objetivo claro: mejorar el futuro de su familia y lograr mejor calidad de vida. Nacer implica un viaje, que algunas personas emprenden a la desesperada, forzados por las circunstancias vitales y sociales de sus países de origen, pero con la voluntad puesta siempre en el regreso, aunque éste no se materialice nunca. En León están empadronados 11.028 extranjeros, el 8,5% de la población. La mayoría viven en los distritos de la Vega y San Marcos. Los marroquíes (1.920) son los más numerosos, seguidos de los rumanos (1.356), colombianos (1.183) y dominicanos (866), entre otras 114 nacionalidades diferentes.

La crisis económica, el paro y el riesgo a la exclusión social han puesto las maletas en la calle a 134 extranjeros residentes en León, que han aprovechando el programa de retorno voluntario del Gobierno en noviembre del 2008.

Pero no todos vuelven en las mismas condiciones. En lo que va de año, veinte inmigrantes de León han emprendido un viaje cargado de sentimiento de fracaso, de objetivos no cumplidos, de sueños no logrados. Veinte personas en situación de especial vulnerabilidad que iniciaron el sueño en busca de una vida mejor, pero el futuro les tenía preparado un billete de vuelta en avión y una ayuda económica que suma unos 2.000 euros por persona. Vuelven, principalmente, a Ecuador, Colombia, Brasil o Paraguay, según los datos de Accem, asociación que trabaja en León por las personas inmigrantes más vulnerables. Durante este año, Accem León no ha tramitado ningún expediente de solicitud de asilo político.

Otros inmigrantes viven la experiencia desde el desempleo. En dos años, han regresado a sus países otros 114 inmigrantes que trabajaban en León pero la crisis económica los ha dejado en paro. Si deciden volver, el Gobierno les adelanta el 80% de la prestación por desempleo, y una vez que ya están en sus países reciben el dinero restante. Con una condición: que no pueden volver al menos en tres años. Ecuatorianos y argentinos son los que más se acogen a esta medida, según los datos facilitados por el Ministerio de Trabajo e Inmigración. Pero el viaje tiene doble sentido.

Intercambio óseo. Cuatro mil quinientos emigrantes leoneses han vuelto a su tierra desde 1998. Sólo en el último año regresaron 337. Son nacidos en León o sus hijos, o sus nietos, que emprende el viaje de retorno, en lo que algunos consideran un intercambio óseo, a la tierra de sus antepasados, a la que sólo conocen, en muchos casos, de oídas. Y los que nacieron aquí se encuentran con un pueblo desconocido. «Se sienten extranjeros en su propia tierra», explica el profesor Roberto Baelo, de la Fundación Unesco de Castilla y León, que junto a Isabel Cantón y Ruth Cañón estudian el fenómeno del retorno en Castilla y León. La crisis también afecta a los que hace años, movidos por el mismo espíritu de los que ahora llegan a España, buscaron en otros países un futuro mejor y, con sus divisas, ayudaron en su momento a la economía española.

Pero el regreso no es fácil, «el fenómeno del retorno y sus consecuencias está pendiente de investigación», explica Baelo, «la elección del lugar para vivir del emigrante retornado depende de la experiencia migratoria, cuando el emigrante no ha conseguido el grado de éxito que buscaba, por lo general, no regresa a su lugar de origen para evitar reconocer su fracaso y proteger su autoestima».

Los emigrantes que regresan a la provincia de León, procedentes en su mayoría del entorno rural, suelen elegir espacios urbanos para su regreso, con mayores oportunidades socioeconómicas. La mayoría están jubilados, viven en residencias urbanas y los que están en edad de trabajar buscan una oportunidad en lo que se han formado.

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