Diario de León

Bernesga, el río de la maleza

Confederación Hidrográfica del . Duero afirma que «está estudiando». la limpieza y restauración del cauce . La maleza y las piedras dan forma a un río Bernesga que ha modificado su estampa desde la crecida de principios de mes. Han pasado ya quince días desde que el cauce se desbordó, pero los restos de los árboles arrastrados por la riada continúan afeando su aspecto, atascándose en los pilares de las pasarelas peatonales, mientras se hacen visibles los daños en los paseos peatonales.

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A. Calvo | León
León

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Se podría escribir poesía al hablar del estado del río Bernesga a su paso por León, al ver cómo los árboles que arrastró la riada de principios de mes continúan abrazados a los pilares de las pasarelas peatonales y acumulados en grandes montones en el centro del cauce. El río cambió desde aquel 2 de abril, cuando su caudal superó los 300 metros cúbicos por segundo a su paso por la ciudad, depositando piedras, lodo y árboles que fue arrastrando hasta encontrar un tope. Desde Confederación Hidrográfica del Duero se apuntó ayer que se está «estudiando» una posible intervención en el río para retirar la maleza y restaurar el cauce del Bernesga tras la crecida, la mas importante del último medio siglo.

Los árboles secos son una constante en todo el trayecto del Bernesga por la capital leonesa. Los pilares de las pasarelas constituyen un freno para los grandes troncos que el agua fue arrastrando desde la montaña central. En la del paseo Salamanca y en la que cruza al Palacio de Deportes largos troncos se empotran contra los pilares y provocan que ramas más pequeñas se acumulen en la zona, afeando el aspecto del río que baja revuelto e imposibilitando el paso a los piragüistas leoneses. La situación es similar frente a Mercaleón, donde muchos van a pescar en una estrechez del cauce salpicada por los restos que ha dejado la crecida arrimados a las orillas. Los restos de la vegetación arrastrada salpican todo el cauce del Bernesga a su paso por la ciudad, desde el Polígono 58 hasta encontrarse con el Torío.

Muchos leoneses siguen observando cada día el río desde el puente de San Marcos. Los cantos arrastrados forman grandes islotes aguas abajo del desaparecido azud y antes de llegar al puente hay ya una gran isla de sedimentos y vegetal que divide el cauce y ha elevado considerablemente su cota. Tras el Puente de los Leones, grandes rocas se dejan ver ahora fuera del agua.

Pero los daños causados por la riada no sólo afectan al cauce del río. El agua castigó con fuerza al paseo peatonal, hasta el punto de hacerlo desaparecer en tramos como frente a Mercaleón. Frente al Coto Escolar también son visibles, lo mismo que en el mobiliario de la playa fluvial habilitada en la confluencia del Torío con el Bernesga.

A la altura de Eras de Renueva, el agua también se llevó toneladas de tierra del lateral de un tramo más estrecho del cauce y arrastró grandes rocas de la escollera incluso cientos de metros aguas abajo.

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