Diario de León

Una decena de personas se manifiestan ante el Obispado a favor de la apostasía

. El movimiento critica los ataques que recibe el feminismo por parte de la Iglesia, según su visión .

Un sacerdote observa a los manifestantes.

Un sacerdote observa a los manifestantes.

León

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Alrededor de una decena de personas participaron en el tercer acto público en defensa de la apostasía, convocado a las puertas del Obispado de León por las asociaciones ADAVAS, Clara Campoamor, Flora Tristán, Las 13 Rosas, Mujer y Revolución y Simone de Beauvoir.

«El feminismo, en su larga lucha por los derechos de las mujeres, se encuentra cada día con ataques de las religiones y sus jerarquías. Las religiones monoteístas y en particular la católica, han intentado siempre regular lo que las mujeres debemos hacer o dejar de hacer», explicaron los organizadores en un comunicado público que leyeron ante la vigilancia de dos dotaciones de la Policía Nacional.

«Precisamente de ese cuerpo que las religiones consideran sucio y pecaminoso es de donde hemos nacido todas las personas y es el que engendra la vida. La sexualidad femenina se restringe a la procreación y condenado el aborto o el divorcio».

«Defienden el modelo patriarcal basado en la dominación masculina, sacrificándonos o demonizándonos. Denunciamos el hartazgo que producen las opiniones de la Iglesia ante cualquier tema de calado social, que provienen de una organización privada pero encuentran un eco mediático tal que a veces no se distingue entre ciudadanía y feligresía», insistió el comunicado.

«Invitamos a todos los ciudadanos a acompañarnos en esta campaña por la apostasía. Un informe critica el comportamiento del Vaticano por la impunidad de los responsables en casos en los que ha habido abusos sobre menores. No se desautoriza al párroco de esta provincia que lanza proclamas franquistas y contra el aborto y la homosexualidad. Eso lo dice una Iglesia que muchas veces no paga impuestos, pese a recibir 249 millones de euros en subvenciones».

La agrupación lamenta que los niños «tengan que formar parte de una confesión religiosa que no han elegido».

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