Diario de León

MUCHO MÁS QUE EDUCACIÓN

Un paseo que vale una sonrisa

Alumnos de Navatejera pasaron una jornada en el centro La Luz de Aspace, donde intercambiaron experiencias y aprendieron la importancia de la superación

Los escolares de Navatejera acompañaron durante toda la mañana a los de Aspace y realizaron juntos tareas plásticas.

Los escolares de Navatejera acompañaron durante toda la mañana a los de Aspace y realizaron juntos tareas plásticas.

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A. CALVO | LEÓN
León

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Comenzaron un poco temerosos, pero poco a poco fueron soltándose para demostrar que todos son niños y que, a pesar de su igualdad, todos también son diferentes. Los alumnos de sexto del CRA Villa Romana de Navatejera se subieron ayer al autobús para acercarse a otro colegio, al de Educación Especial La Luz, en el que reciben sus clases 28 niños con parálisis cerebral. La distancia inicial se solventó en instantes, cuando todos juntos comenzaron a hacer actividades como pintar árboles de Navidad con las manos o jugar con los botes mientras la naturalidad infantil llenaba aún más las aulas. La complicidad nació en breves instantes y la implicación de los niños de Navatejera fue respondida con las sonrisas y los aplausos de los niños de La Luz.

«¿Se pueden curar?», «¿Hay recuperación?» «¿Es algo permanente?», insistían en preguntar los alumnos del Villa Romana a los profesores del centro de Aspace antes de conocer a sus compañeros por un día. «No se trata tanto de recuperarse si no de aceptar que el mundo no es perfecto, porque nadie es perfecto. Aquí tampoco se busca la salud total, tenemos que cambiar ese chip para darnos cuenta de que todos somos diferentes», explicó la secretaria técnica de la Junta Directiva de Aspace en el colegio La Luz, Nuria Franco, a los pequeños de sexto de Primaria que no llegaron a comprender bien sus palabras hasta que se sumergieron en las clases y participaron directamente en algunas tareas como meter legumbres en un bote o vendarse los ojos para vivir en propia piel la sensación de no poder ver. Después, todo el camino estaba hecho.

«¿Le puedo dar una vuelta por la clase?, es que me hace ilusión», preguntó Alberto Estalote a la profesora. Mientras este pequeño de Navatejera mostraba su felicidad al pilotar la silla que día tras día mueve a Paula, ella dejaba ver una amplía sonrisa que sólo se ocultaba por el intenso brillo de sus ojos. David López y Raúl Méndez también sonreían gratamente mientras Bruno aplaudía después de que ellos le apoyaran en su cometido y Miguel Ángel Prieto se dejó arrastrar feliz por Mouma hacia la mesa de las tareas, mientras todos se daban cuenta «del gran esfuerzo y la superación» de los niños con parálisis cerebral.

«Me lo esperaba algo más duro y sí, es duro, pero ellos tienen que seguir adelante», apuntó Hodei Gallardo después de que su compañero Víctor Blanco sentenciara: «No hay que comparar las diferencias, todos somos iguales». Los alumnos del CRA de Navatejera salieron con su lección aprendida tras unas pocas horas con sus nuevos compañeros de La Luz. «Yo sé que lo tengo más fácil que ellos, porque ellos no saben hablar, andar o comunicarse. Ahora voy a mejorar mi forma de ser porque yo he tenido mucha suerte», reflexionó abiertamente Samuel Álvarez.

Esta iniciativa surgió desde el colegio de Navatejera que apostó porque sus alumnos vieran «la realidad» en un momento de sus vidas en el que están «muy revolucionados» y muy abiertos a aprender, como apuntó la directora del centro, Mercedes Martínez. Nuria Franco consideró lo positivo de este encuentro en ambos sentidos, por un lado, porque los alumnos de Primaria aprenden «valores en un momento que están formando su personalidad» y para los estudiantes de La Luz «porque notan cómo se acercan a ellos, porque sienten la compañía y las risas». Tras esta primera jornada de convivencia, Aspace espera repetir con otros centros.

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