Capital humano y músculo industrial apuntalan el futuro biotecnológico leonés

maría j. muñiz | león

El sector biotecnológico leonés tiene mucha historia y más futuro. Una tradición de casi dos siglos, no sólo consolidada sino que crece cada día con la savia de la Universidad y la reconocida excelencia de sus investigadores; y también con el impulso inversor de las empresas que se alimentan de este conocimiento. Un núcleo de materia gris especializada en biotecnología, que tiene una creciente demanda internacional en sectores que van desde la medicina humana a la agroalimentación; capaz de atraer la atención de las multinacionales del sector para asentar sus inversiones en el entorno de este tejido de talento no sólo investigador sino también empresarial.

La apuesta por la sostenibilidad, en los procesos y en sus resultados comerciales, es otra de las vías de desarrollo del talento biotecnológico que desde hace décadas se genera en León, y que hoy no sólo está consolidado sino que crece como potencial económico.

Son algunas de las principales conclusiones de la mesa redonda sobre la industria química, farmacéutica y biotecnológica, organizada por el Instituto Leonés para el Desarrollo, la Formación y el Empleo (Ildefe) y la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de León, dentro del ciclo sobre Sectores Emergentes de la Economía Leonesa que se celebra en el Club de Prensa de Diario de León con motivo de la celebración del centenario de la creación de la Escuela de Comercio de León.

Un encuentro en el que participaron Antonio Fernández, consejero delegado de Instituto Biomar; Luisa Amoedo, directora de la planta de Mabxience en León; José Luis Barredo, director de Biotecnología de Gadea Biopharma y Pedro Martínez Mudarra, gerente de DSM Vitatene.

El catedrático de la Facultad de Económicas José Luis Placer hizo un repaso de la historia de la industria leonesa vinculada al sector farmacéutico, que suma ya casi dos siglos de vida; y destacó que el sector «apunta a un nuevo renacer, después de haber vivido años de gran esplendor con industrias como Antibióticos, y proyectos hoy desaparecidos como Abelló, y otros que siguen creciendo como Syva u Ovejero».

El profesor destacó que se trata de un sector de especial valor económico porque «es muy intensivo en capital, requiere personal cualificado y es muy innovador. Además, está claramente enfocado a los mercados exteriores, algo cada vez más importante en un mundo globalizado». Placer incidió en que sólo durante el año pasado las exportaciones del sector farmacéutico leonés sumaron 74 millones de euros, «con una clara tendencia al crecimiento en los últimos años, y un factor diferenciador sobre ejercicios anteriores: antes se exportaban productos farmacéuticos de base, hoy se venden especialidades farmacéuticas».

Los responsables de las empresas participantes en el debate hicieron hincapié en que la base de su excelencia, su crecimiento y su potencial está en el talento y la cualificación de los profesionales que forman parte de sus proyectos empresariales; y basaron en la innovación y la apuesta por la investigación su capacidad de desarrollo. «El sector vive un momento de crecimiento y entusiasmo, hoy existe una comunicación mucho mayor entre las empresas e infraestructuras como el Parque Tecnológico han recuperado el pulso y la actividad con fuerza», destacó Antonio Fernández. Que llamó la atención también sobre la «sorpresa que supone para muchos de los empresarios de otros países que nos visitan la brillante realidad de la biotecnología leonesa».

Un microclima emprendedor e investigador que hace que las multinacionales que llegan a la provincia sigan apostando por invertir en ella, como ha ocurrido con el Grupo Chemo; o que entramados empresariales integrados y competitivos, con un fuerte componente innovador, sean capaces de atraer a grandes multinacionales norteamericanas, como ha ocurrido con Armi y el Grupo Gadea, creado en 1977 por el leonés Gerardo Gutiérrez.

Una cualificación profesional y una capacidad de adaptación que han sido capaces de ‘resucitar’ el que fue ambicioso proyecto de Vitatene, desde sus inicios en Antibióticos, y transformarlo en apenas cuatro años en uno de los centros industriales de alta tecnología de la multinacional DSM, que tiene 25.000 trabajadores repartidos por 200 centros en todo el mundo, y ahora tiene su vista inversora puesta en la planta leonesa, con apenas 44 trabajadores.