La felicidad en el aula existe

A. Calvo

El estrés también influye en los alumnos y en su rendimiento y el profesor Luis Fernando Calvo trabaja en un plan de innovación docente para conseguir que el aprendizaje de sus estudiantes mejore logrando un acercamiento y «rompiendo la barrera que existe entre el profesor y el universitario. Tal y como refleja en la memoria de su proyecto más de un 75 % del alumnado al que consultaron señala que la enseñanza académica en el entorno universitario «no sólo no genera felicidad sino que provoca angustia y sucesivos momentos de estrés».

«Para el proceso de aprendizaje es importante que vean que el profesor traba en la misma dirección que ellos», destaca y así, ha elaborado un proceso bajo el título Incorporación de parámetros de felicidad en el aula universitaria mediante experiencias lúdicas que ayuden a reducir el modelo operativista en la resolución de problemas de Ingeniería cuya primera fase se centra precisamente en fomentar la proximidad, conocer sus nombres o interesarse por su estado de ánimo o cansancio para saber cómo van a enfrentarse al día, todo ello enmarcado en lo que se denomina felicidad en el aula universitaria. «Hay algunos profesores que consideran que no es su labor acercarse al universitario, pero es preciso saber que ellos nos ven como un modelo a seguir y por eso es importante que entiendan que también somos personas con modelos éticos y cívicos y un comportamiento», argumenta.

La segunda fase de su proyecto se centran en dos conceptos claves de la Psicología Positiva Docente, «como son la atención plena y las fortalezas personales» y pretende transformar las clásicas dinámicas basadas en la resolución de problemas «mediante pizarra y tiza» en dinámicas activas de carácter lúdico, en las que el alumno participe a modo de juego de rol con sus compañeros. Así, busca que los estudiantes sean capaces de enfrentarse a un problema si contar con todos los datos, «como les ocurrirá en la vida real en un trabajo». Por este motivo, organiza a los alumnos en grupos y cada uno de ellos cuenta con un presupuesto inicial con el que pueden ir comprando lo que necesitan para desarrollar el problema. El grupo ganador es aquel que consigue llegar al resultado final gastando el menor presupuesto. En relación a esta fase, Luis Fernando Calvo está trabajando en el desarrollo de una aplicación con la que los estudiantes puedan aprender, a modo de juego de rol, cómo obtener los datos. El profesor concreta que ésta fue una de las tareas más complejas del proceso, tanto para los alumnos como para el propio personal docente que participa en el proyecto, porque ninguna de las dos partes están acostumbradas a este tipo de dinámicas docentes y al esfuerzo que suponen.

Este innovador y activo docente ya trabaja también para ayudar a los alumnos a superar el miedo escénico, a realizar exposiciones, hablar en público, ser líderes o técnicas de relajación para que los alumnos puedan visualizar una situación de estrés. Esta segunda pata del proyecto concluirá en junio y ya prepara un nuevo proyecto para concurrir a la siguiente convocatoria que se centrará en introducir técnicas de terapia emocional para conseguir mejores resultados.

Los alumnos con los que ha puesto en marcha el proyecto de innovación docente son de los grados de Agrícolas, Biotecnología y Ciencias Ambientales y según el informe en relación a los resultados académicos, tras aplicar las técnicas de Luis Fernando Calvo «se observó un incremento en el número de aprobados en todas las asignaturas en torno al 20 %, aunque sí que es cierto que en determinadas titulaciones (Ingeniería Agronómica y Biotecnología) este porcentaje fue mayor, así como un incremento en la calificación media final». Así se cumple la premisa que el profesor recoge en su informe de que «la felicidad dentro del aula universitaria es compatible con el aprendizaje académico».

Luis Fernando Calvo busca con su planteamiento educativo «promover la felicidad del alumno universitario disminuyendo sus niveles de angustia y estrés provocados, entre otros aspectos, por convertir el aula universitaria en un espacio impersonal de adquisición individual de conocimientos académicos» y también «destruir el puro operativismo del alumnado en la resolución de problemas de ingeniería intentando abrir su mente a la resolución científica de los mismos, es decir, sin datos y sin indicaciones de las condiciones existentes». Sus cuatro líneas de actuación son modelos, expectativas y lenguaje positivos y modelos de fortaleza, consiguiendo la implicación del alumnado en su desarrollo logrando que así sean «totalmente conscientes, desde el primer día de clase, de su participación en este tipo de dinámicas y de los objetivos que se pretenden conseguir».