Diario de León

A León le alcanza con la mitad de la concesión para abastecer a la ciudad

La capital sólo hace uso de 600 litros de agua por segundo del límite de 1.150 que tiene asignados desde los embalses del Luna y el Porma.

Obras de acondicionamiento de los depósitos de Oteruelo esta misma semana. RAMIRO

Obras de acondicionamiento de los depósitos de Oteruelo esta misma semana. RAMIRO

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l. u. | león

He aquí un dato que contrasta el mensaje de consumo responsable que León relaciona con el gasto de agua. La ciudad sólo hace uso de la mitad de la concesión total que tiene atribuida para abastecimiento; el suministro se aporta desde los embalses de los valles del Luna y del alto Porma. En total, León tiene disponibilidad sobre 1.150 litros por segundo, que corresponden a 750 litros por segundo llegados desde la toma que deriva de la presa de Vegamián; mientras que desde la cabecera hídrica luniega la concesión es de 400 litros por segundo. La demanda permite que la capital leonesa consuma una cantidad que no supone ni la mitad del límite de la concesión. En números totales, la ciudad da entrada a seiscientos litros por segundo, trescientos por cada uno de los dos enganches.

El detalle del ahorro sobre el límite de gasto comienza en los depósitos. Un dato que resulta especialmente relevante en época estival, y que enfatiza la circunstancia coyuntural de escasez que contagia este año toda referencia relacionada con el consumo de agua. El acopio es para atender a la capital leonesa, el polígono industrial de Onzonilla, La Virgen del Camino y Villaobispo; con una red de distribución que suma más de cuatrocientos treinta kilómetros de alcantarillado, más de trece mil acometidas de agua y más de cuatro mil bocas de riego; la red de distribución hídrica administra agua a más de 135.000 consumidores relacionados con los casi 84.500 contratos de servicio.

La contención en el gasto que supone el hecho de que la ciudad necesite apenas el cincuenta por ciento del límite disponible es causa y consecuencia de una cascada de números que avalan el momento de raciocinio que define el consumo. La gestión de la traída de agua que afecta a León y parte de su cordón urbano e industrial ha puesto especial énfasis en los últimos años en ahorrar a partir de evitar fugas. En pérdidas, sólo, la contención del consumo se ha multiplicado por cinco en este década. Por pérdidas se inutilizaban hace siete años más de 15 millones de metros cúbicos; hoy, a penas tres millones y medio de metros cúbicos se pierden por fisuras en la red de distribución, goteos, o desajustes en las tuberías.

León recurre a la mitad de agua para consumo que tiene concedida también por las restricciones que se han empeñado en aplicar el baldeo de calles o riego de las zonas verdes. Lo advirtió el Ayuntamiento al recibir la advertencia por parte del gestor de los recursos hídricos de la cuenca, la Confederación Hidrográfica del Duero, sobre la contención en usos referidos a limpieza o jardines, con el fin de evitar excesos que resultarían fatales a la hora de reservar existencias en el peor año de sequía y falta de precipitaciones que se recuerda en los últimos tiempos. Hay un plan de actuación que evita a los servicios de limpieza municipal y de mantenimiento de jardines recurrir a la red de abastecimiento para esas tareas. El agua del cauce del Bernesga solventa el grueso de la demanda del riego de espacios ajardinados y el baldeo de la ciudad.

Hay sondeos y pozos que complementan esta tarea de limpieza que se realiza a diario en la capital.

Es inevitable el reflejo de la moderación sobre las cifras medias de consumo de agua en León. El gasto diario en la ciudad no supera los 130 litros por usuario, un límite muy distante de las medias de territorios próximos, donde se establecen consumos por encima de los 140 litros diarios, o más alejado aún de la media nacional, establecida en los 170 litros.

Las familias leonesas registran consumos que oscilan entre los 20 y los 30 metros cúbicos trimestrales, en un recuento comedido que resulta un sesenta por ciento menor que el de la media nacional. También en el coste económico del disfrute de este servicio.

Las aportaciones generosas de Luna y Porma alejan la posibilidad de que se registren problemas de abastecimiento, al menos si el periodo de sequía no se alarga más allá del otoño y persiste hasta finales de año.

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