La urbanización del Cueto del Moro se reactiva y estará lista en dos años

p. infiesta | carbajal

Una década después de que la Junta aprobara uno de los planes parciales más ambiciosos del municipio de Sariegos, bautizado como el Cueto del Moro, el sector se ha reactivado y las máquinas han vuelto ya con decisión para dejar listas las parcelas donde se podrán construir hasta 571 viviendas. El terreno, ubicado en Carbajal de la Legua, se extiende en casi medio millón de metros cuadrados, con 19 hectáreas de pinar que ya han pasado a manos del Consistorio, al igual que pasarán la futura zona verde que se habilitará junto a la carretera de Asturias y 67 fincas edificables, en concepto de aprovechamientos. El pinar aún posee el pabellón de caza que usaba la familia del conde de Gaviria en sus numerosos desplazamientos a León.

La crisis tambaleó en 2007 este proyecto que ahora está en manos de cuarenta propietarios minoritarios, la empresa Priconsa (33%) y Altamira (33%). Tras numerosos obstáculos, la junta de compensación ha vuelto a desplegar la bandera de ‘a toda vela’ y prevén rematar las tareas de urbanización del Cueto del Moro en dos años. Actualmente están colocando los tubos del colector y los siguientes pasos consistirán en preparar las conducciones de luz, gas y agua. El depósito ya está construido, con una profundidad de 545 metros, al igual que un vial de subida desde la localidad de Carbajal a la N-630, con la que conecta a la altura de la rotonda del hospital Monte San Isidro. La carretera, de doble dirección y 700 metros, ya está lista, pero no se ha abierto a la circulación. También se está ejecutando otro vial central, al que falta la última capa de aglomerado. Dentro de dos años, si no surgen más piedras en el camino de esta obra, se podrá comenzar a edificar. En el lineal que mira a la carretera de Asturias están previstos chalés adosados distribuidos en manzanas en forma de U. El 50% del sector es para adosados, el 25% para chalés individuales y el otro 25% para pareados.

La preparación del sector comenzó hace una década con el movimiento de tierras, el soterramiento de una línea de alta tensión y la demolición de los once chalés situados junto a la N-630, en las inmediaciones de La Copona. Esas viviendas habían sido incluidas por la Junta en su plan regional de Actuaciones Urbanísticas Irregulares y, aunque el Ayuntamiento entendía que difícilmente podían ser ilegales, «porque se construyeron antes de 1975, cuando no existían leyes que prohibían construir en terrenos rústicos», lo cierto es que incumplían la distancia mínima de retraerse cincuenta metros lineales de la carretera. Un handicap que obligó a su derribo siguiendo las especificaciones de la Junta cuando aprobó el plan parcial.