Diario de León

ÁNGELES DE LA GUARDA CON UNIFORME

Los altercados contra los mayores disparan un 68% las investigaciones

El nuevo grupo de la Policía Local, el Gruma, sofoca incidentes familiares, acompaña, ayuda, escucha y rastrea robos y engaños.

Una agente del Grupo de Mayores visita en su domicilio a dos de las 209 personas que llevan atendidas este año en León.

Una agente del Grupo de Mayores visita en su domicilio a dos de las 209 personas que llevan atendidas este año en León.

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p. infiesta | león

La muerte de Ana Delia Arceo, a los 76 años y con 25 kilos de peso en Santa Cruz de Tenerife, se ha convertido en el caso más desgarrador que se conoce en España de los efectos que la soledad puede causar a los mayores. Ella no podía andar ni valerse por sí misma. Sus dos hijos la desatendieron. Las instituciones no actuaron. Así que acabó confinada en una cama, sucia, con llagas y desnutrida.

Salvando las distancias, en León también se producen situaciones límite. Una nonagenaria estuvo en su domicilio tres días sin comer, beber ni cambiar los pañales. Tuvo suerte. El Grupo de Mayores de la Policía Local de León la encontró muy desfallecida, pero viva, y los médicos pudieron reanimarla. La mujer estaba al cuidado de un hijo de 70 años que necesitaba diálisis y que tuvo que quedarse ingresado en el hospital esos tres fatídicos días.

Historias como ésta demuestran la importancia de la nueva unidad policial. Unos auténticos ángeles de la guarda, que también sirvieron de brazo ‘salvador’ a otra leonesa que vivía sola en el centro de la ciudad, en Burgo Nuevo. Por disputas familiares, carecía de relación con sus dos hijas. Su hermano era el único que se preocupaba por ella, pero tuvo que ausentarse de León para acudir a un funeral.

La llamó en reiteradas ocasiones, pero no le respondía al teléfono. Por eso alertó a los agentes, que se acercaron y la encontraron deshidratada por haberse olvidado de comer durante varios días. El Grupo de Mayores ya conocía a esta mujer, al haberla encontrado un día que se había desorientado en la calle. El nuevo episodio favoreció que, después de su paso por el hospital y con su diagnóstico de demencia, se la pudiera internar en una residencia.

«Las situaciones de desamparo o necesidad de los mayores no se ciñen a unos determinados barrios en León o a una falta de dinero. Se producen en todos los ámbitos», explica el oficial del Gruma, Santiago Llamazares.

Personas que viven rodeados de basura por elección propia, que carecen ya de muchas habilidades para cuidarse, que se obsesionan con los vecinos, que sufren violencia por parte de sus hijos o su pareja, que han perdido en mayor o menor grado la cabeza, que son timados o robados son algunos de los ejemplos que ha intentado solucionar la unidad desde que se creó en enero de 2017. Un año en el que atendieron a 195 personas y realizaron 1.563 actuaciones. Su eficaz trabajo y el boca a boca ha doblado las actuaciones este año. Sólo en el primer semestre habían efectuado 1.300 intervenciones, con un 225% más de actividad para sofocar infracciones penales contra el colectivo de mayores y conductas antisociales de hombres y mujeres de edad.

¿Los medios?: «Seis piernas, seis brazos, un coche, un móvil y trabajo», ironiza, junto a los otros dos integrantes del grupo, Eva Sahagún y Erik González.

Cada mañana leen los informes de las unidades de policía y de Comisaría. Si alguna intervención con mayores es merecedora de atención, se ponen en marcha. Intentan localizar a la persona. Si accede a que entren en su vivienda, efectúan un reportaje fotográfico, comprueban si necesita atención médica, posee habilidades y el estado del domicilio.

Periódicamente, realizan controles, bien llamando para ver cómo está o presenciales. «El problema es que muchos no quieren que entres a sus casas. Tratamos de localizar a algún familiar que medie, y si carece de ellos y existe algún conflicto, como padecer Diógenes, intentamos que algún vecino denuncie, para ratificarlo nosotros y obtener una autorización judicial», indica.

Los casos de acumulación de basuras son numerosos, y «difíciles de resolver». Ahora manejan cuatro latentes. Recuerdan la situación de una mujer, que vivía rodeada de bolsas con enseres, cartones, residuos... En dos ocasiones se olvidó de cerrar el grifo del agua hasta inundar parte de la vivienda. Los lixiviados caían a los pisos de abajo. No abría, no contestaba al timbre, no quería saber nada de su familia y carecía de problemas económicos. Quería vivir así, sin limpiar, acumulando.

Tras las dos averías, pasó por el forense hasta que se decretó el internamiento forzoso. Al principio, en ese tipo de casas llenas de basuras los agentes del Gruma entraban «a pecho descubierto. Después, vas cogiendo experiencia y pides una mascarilla a los de la ambulancia, unos guantes de látex y para cubrir los pies». Es complicado que esas situaciones puedan resolverse antes de año y medio. En ocasiones, la acumulación de detritos se produce porque el mayor que habita la vivienda no se desenvuelve para esas tareas. El Ayuntamiento ha creado para ello una Comisión de Salubridad, que evalúa el caso y por un precio muy bajo se ayuda a esas personas a limpiar los pisos.

La detección de este tipo de problemas a veces llega desde denuncias de los vecinos que detectan conductas o comportamientos incívicos.

El Gruma colabora con los Servicios Sociales, los Ceas y la Fiscalía. Entró en funcionamiento dentro de la Unidad de Protección a la Familia de la Policía Local, que completan los grupos Paidós (menores) y Gamu (mujeres víctimas de violencia de género). Su objetivo es adaptarse a la nueva realidad social del envejecimiento de la población, que alcanza ya al 31% de leoneses, y ofrecer apoyo a estas personas en distintas facetas de la vida.

Un agente supervisa el rescate a una anciana en la capital. MARCIANO.

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