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La princesa leonesa al borde del desahucio

Ana María Quiñones, casada con Idris Al-Senussi, se enfrenta a un desahucio por impago

León

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No son buenos tiempos para Ana María Quiñones , la leonesa que podría ser princesa de Libia, quien se enfrenta al desahucio de su piso de lujo en el barrio madrileño de Salamanca.

Si bien hasta el momento no ha querido hacer declaraciones a este periódico, lo cierto es que el próximo 30 de mayo es la fecha en la que está previsto el desalojo de la vivienda que el matrimonio entre la leonesa e Idris Al Senussi tienen en régimen de alquiler.

Al parecer, y según recoge el diario El Mundo, la pareja lleva varios meses sin pagar el arrendo de la casa en la que viven, que asciende a 3.000 euros mensuales. Se trata de un impresionante apartamento que en principio alquilaron por 15 días y cuyas cuotas no abandonado pese a que la deuda se acumula desde el pasado mes de noviembre.

Según el citado diario, Al-Senussi se habría valido del estatus que le aporta su título para hacerse con la confianza de la dueña de la vivienda y de la inmobiliaria que hizo de intermediadora en la operación. Tal y como ha contado a Antena 3 la propietaria, intentó hablar con el matrimonio a través de abogados para reclaramar las cuotas impagadas del alquiler, aunque no obtuvo respuesta hasta que les avisó de que iba a interponer una demanda de desahucio.  

Ana María Quiñones  nació en León, ciudad que dejó a los 13 años pero que visita con asiduidad, para vivir en Madrid, a donde destinaron a su padre. Años más tarde, conoció a su actual marido en una cena en Roma. Aquella relación no fue del agrado de la familia de Ana María, que ha reconocido que siempre fue la 'oveja negra'. Sin embargo, Idris Al- Senussi acabó haciéndose con el cariño de su familia política con el paso de los años. Su mujer lo describe como "un musulmán moderno", al que ha acompañado en sus numerosos viajes por distintos países del mundo. 

En la capital italiana se fraguó su historia de amor. Hasta alló llegó Al-Senussi tras exiliarse de Libia una vez que Gadafi llegó al poder. Se casaron un año después de conocerse. Ambos eran divorciados, él de una americana con la que había tenido una niña de entonces tres años y ella de un aristócrata 24 años mayor que acabó arruinándose y perdiendo todo su patrimonio. 

El matrimonio tiene un hijo, nacido en Washington, que, preguntado por la situación que atraviesa actualmente la familia, ha confesado no estar muy al tanto, tal y como explicó a Antena 3.

Quiñones siempre habla con cariño de León. Apasionada de la Semana Santa leonesa, asegura que «lo que más me gusta es, sin duda, su gente. Allí el pan es pan y el vino es vino". 

 

 

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