La historia de sacrificio detrás de las 33 matrículas de honor en Derecho

La fuga de cerebros , también denominada fuga de talentos, se produce cuando personas con formación académica y profesional elevada emigran a otros lugares o países en busca de oportunidades. Principalmente lo hacen por motivos económicos y profesionales.

Celia Aurora Alonso Digón, una estudiante de Derecho de León recién graduada, reivindica este fenómeno y pide más atención a los jóvenes .

De madre abogada, Celia Aurora tuvo una visión muy cercana de lo que sería su carrera: «Siempre me gusto el tema de la diplomacia y los idiomas, pero a medida que terminaba los cursos en Derecho encontré mi pasión en ayudar a las víctimas y tener trato con ellas», explica.

La estudiante leonesa comenzará en septiembre la preparación de las oposiciones a fiscal y sostiene que «aunque me haya ido bien en la carrera no significa que pase lo mismo con las oposiciones».

Constancia y hábito, asegura, son el secreto de unas notas tan excelentes. Aunque no ha sido fácil y tuvo que sacrificar tiempo de sus amigos y familiares, la graduada en Derecho explica que está «muy satisfecha y orgullosa de su trabajo».

Sin embargo, a pesar de sus 33 matrículas de honor, destaca que pocos profesores le han ayudado con sus estudios. «La ULE es una universidad pequeña, muchas veces en clase éramos diez personas las que acudíamos en el último año. Es una pena que solo fuésemos un número más», comenta.

Celia Aurora no siente que su experiencia con el resto de las actividades universitarias fuese menos, pese a estar tan comprometida con sus estudios. «Iba a espichas y fiestas como el resto de la gente, pero siempre he sido una persona más tranquila y no me hacía falta salir jueves, viernes y sábados».

En cuanto a competencia o ‘envidia’ la leonesa asegura que no se encontró con nada similar. «He tenido mucha suerte y me he encontrado muy a gusto».

«Los amigos que uno conoce en la carrera son fundamentales». Celia Aurora se siente arropada y segura con ellos. «Nadie nos ha regalado nada pero es imposible hacerlo todo sola». El compañerismo y la sororidad son importantes para estudiar en un ambiente estable.

Gracias a las matrículas de honor su experiencia universitaria fue más llevadera financieramente para su familia. Con cada matrícula de honor que sacaba tenía una asignatura gratis al siguiente año. A parte de eso, sus notas le ayudaron a la adjudicación de una beca de colaboración.

Celia Aurora se define como exigente, resiliente y trabajadora, pero no superdotada. «Con sacrificio y esfuerzo nada es imposible», deja como mensaje con la esperanza e ilusión de poder ser un ejemplo para todos los iniciados en derecho.

Su trabajo de fin de grado (TFG) conllevó mucho más trabajo del que ella se esperaba y lo califica de duro, «pero bonito si se hace de un tema que no se haga pesado». Los temas que ha tratado son la libertad sexual, los delitos sexuales derivados de sustancias químicas y la perspectiva de género. Con una nota final de 9,5 en el TFG, Celia Aurora finaliza la carrera de Derecho .

«He tenido que aprender a separar mis problemas personales de mi vida académica y resulta más fácil decirlo que hacerlo», explica.

Con espíritu de lucha y rechazo a la procrastinación, no es necesario tener un cerebro privilegiado para ser una persona de matrícula de honor.

Ahora la leonesa pasará un verano de relax más que merecido antes de volver a ponerse a estudiar en septiembre para las oposiciones .