Diario de León

Aparece ahorcado en Villahierro Igor Postolache, el asesino de la niña Erika

Había sido condenado a prisión permanente revisable y estaba pendiente de traslado

León

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Igor Postalache, un recluso moldavo de 32 años que había sido condenado a prisión permanente revisable como autor de la muerte violenta da una niña de 15 años en el barrio de Vallobín (Oviedo) en abril, apareció muerto ayer en su celda de la prisión de Villahierro, donde se encontraba interno a la espera de que se ejecutase su traslado a la cárcel de A Lama en Pontevedra.

Fue en la tarea de recuento de la mañana donde los funcionarios se apercibieron de que Postalache no daba señales de vida. Realizadas las primeras tareas de reanimación, pronto se llegó a la conclusión de que no había nada que hacer por su vida.

El sospechoso había reconocido en su día ante el fiscal que «decidió terminar con la vida de la menor». Vivía en el primer piso del edificio, se había fijado en su vecina del cuarto, «estudió sus horarios de entrada y salida de su casa y llegó a saber que la niña regresaba del instituto a su casa todos los días a partir de las 14.40 horas, así que decidió que la mejor opción para llevar a cabo su acción criminal era esperarla un día a su regreso del instituto».

Así lo hizo. El día del crimen, Postolache «dejó perfectamente bajadas las persianas de todas las ventanas de su casa para que ningún vecino pudiera ver lo que iba a suceder minutos después en el interior de su casa. Guardó dentro del cajón de su mesita de noche una cinta de embalar de color marrón y nueve bridas negras por si fuera necesario tener que amordazar a la menor. Finalmente, cogió un cuchillo de mesa, de 11 centímetros de longitud, y lo escondió entre sus ropas, salió de su domicilio y esperó a la niña escondido en una zona próxima al portal, hasta que ella apareció».

Según el relato del fiscal, recogido por La Nueva España, el asesino da por bueno y cierto, la menor de edad «picó al telefonillo y le abrió su padre.

Postolache entró detrás sin que ella se percatara de su presencia». Cuando Erika se dirigió al ascensor, el acusado «se abalanzó sobre ella, por la espalda y de forma absolutamente sorpresiva, de forma que la víctima no pudo prever ni imaginarse el ataque, siendo imposible la defensa por su parte». Postolache «le asestó una primera cuchillada mientras la empujaba por las escaleras a la vez que le tapaba la boca para que no gritase».

El hombre «arrastró a la menor escaleras arriba, a la vez que le seguía asestando puñaladas para que no se resistiese, en el pómulo, el labio, el mentón y el cuello». El fiscal describe el calvario de la cría durante aquellos minutos en que su asesino le provocó hasta 36 heridas, como luego acreditaría la autopsia: «Erika hacía todo lo humanamente posible para defender su vida, trató de defenderse y oponer resistencia».

Postolache «consiguió arrastrarla hasta el interior de su casa ayudándose de los tirantes de la mochila que la niña llevaba puesta en su espalda, cargada de libros escolares. Cerró la puerta con llave y la llevó hasta el baño, donde la dejó tirada en el suelo para dirigirse a su dormitorio. Allí, con el único propósito de satisfacer su deseo sexualse quitó toda su ropa y la tiró en el suelo de su habitación para regresar, completamente desnudo, al cuarto de baño donde le esperaba Erika, gravemente herida ya e incapaz de desplazarse por sus propios medios».

CONSUMÓ LA VIOLACIÓN

En ese momento, «continuó asestando puñaladas a la menor con la finalidad de que cesase en la escasa resistencia que la misma era capaz de oponer, la desnudó y consumó la violación. Luego, dejó a la víctima tirada en el suelo del baño y herida de muerte».

El cadáver del fallecido será devuelto a su familia en las próximas horas, a la espera de que se lleven a cabo las cuestiones referentes a su repatriación, en los términos que se fija por la legislación.|

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