Diario de León

ENTREVISTA

Francisco Carro, director general de Tresca: «La principal inversión de Tresca se centra en generar conocimiento»

Fernando Carro, director general de Tresca. DL

Fernando Carro, director general de Tresca. DL

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L. U.
León

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Francisco Carro, director general de Tresca, resume la evolución de la compañía en la que prendió la mecha hace 22 años con esta definición. «Tenemos un equipo comprometido con el proyecto». La ingeniería leonesa cuenta con una empresa de referencia nacional. No sólo por la tendencia del hidrógeno.

 —Cómo nació Tresca?

  —Hace 22 años; en Astorga; nacimos en León y mantenemos la sede principal en León. Poco o nada hemos girado el rumbo;  siempre nos hemos dedicado a hacer ingeniería para el mundo de la industria y para el mundo de la energía.

 —¿En algún sector o con más proyección especial? 

 —Nuestra casa siempre ha tenido dos patas. La industria y la energía. Siempre hemos trabajado para la industria más compleja, para aquellas que tienen un componente de procesos; tenemos una gran presencia en España en industrias como la farmacéutica, el vidrio, el papel, la siderurgia, la metalurgia.

 —¿Y en energía?

 —Cuando se habla de la energía, la gente se va rápidamente a las renovables, que es curiosamente la división en la que Tresca no ha trabajado. Porque la energía renovable, la eólica y  fotovoltaica, principalmente, son sectores sin necesidades  de ingeniería, son tecnologías muy sencillas, que requieren de muy poco desarrollo de ingeniería. Trabajamos más en la industria del carbón y de la cogeneración. 

 —Y ahora, Tresca alcanza una visibilidad inédita en una empresa leonesa.

 —Bueno, porque en la nueva época  de revolución industrial asociada a la energía, todos estos conceptos de descarbonización, todas estas tecnologías energéticas, para nosotros ha supuesto un viento de cola. Hablamos de tecnologías complejas, de tecnologías que necesitan mucha carga de ingeniería. Ahí se han sumado nuestras dos fortalezas históricas, que son el gran conocimiento de la industria y la industria química y con el conocimiento de la industria energética. Esos dos conocimientos han hecho a que a Tresca le haya surgido viento de cola en estos momentos. Tresca empezó a dar los primeros pasos en un ámbito de hace ya seis o siete años. Y en estos momentos somos un actor esencial en todas estas tecnologías. En la medida en la que descarbonización avanza, y que estas tecnologías son esenciales para la descarbonización, a Tresca la sopla viento de cola, y ahora tenemos una gran presencia en proyectos como metanol, el hidrógeno o el amoniaco. Ese es el relato del porqué ahora Tresca tiene más visibilidad.

 —Y sus planes, ¿ligados a la descarbonización?

 —Nuestra apuesta es seguir vinculados a este sector, en el que estamos bien posicionados y lo que tenemos es una apuesta muy fuerte hacia la inversión en generación de conocimiento. Hablamos de que la descarbonización depende de todas estas tecnologías. Y no hay conocimiento en el mercado, no hay conocimiento en la sociedad en estas tecnologías. No hay plantas de amoniaco verde construidas; no hay plantas de hidrógeno verde; no hay plantas de metanol verde.

 —¿Es construir el camino para que el proyecto se consolide?

 —Primero desarrollamos plantas de ese tipo, con clientes a los que proporcionamos servicios de ingeniería; pero donde estamos apostando es hacia invertir recursos, en invertir en la generación de conocimiento. Cuando tú lo que haces es desarrollar nuevas tecnologías en las que no hay experiencia pasada, si quieres estar en vanguardia y quieres éxito en los proyectos, lo que tienes que hacer es una gran inversión en generación de conocimiento.

—¿Un plan a tres años para consolidar una trayectoria de dos décadas?

 —El año pasado finalizamos con éxito nuestro último plan estratégico, que fue el que nos ha posicionado en esta situación de ventaja en torno a este área de nuevas tecnologías de áreas energéticas, con un plan en el que pretendemos invertir por encima de los cinco millones de euros,  todo para la generación de conocimiento. La Junta nos invitó a participar en el proceso concurrente para la obtención de ayudas en ese plan; nosotros, inicialmente teníamos prevista la financiación completa del plan, y al presentar el proyecto en el instituto de competitividad empresarial logramos una ayuda del 30% del total. 

 —La cuantía de la inversión es respetable.  

 —Invertiremos en torno de entre cinco y seis millones, en dos líneas; la de generar conocimiento y en la ampliación de plantilla para prestar servicios. Nuestro plan de innovación ya está iniciado desde hace unos meses y contábamos con financiar ese proyecto con fondos propios. Llevamos medio año invirtiendo e incorporando personal, para alcanzar los 250 empleos en 2027.  

—Hidrógeno, metanol y amoniaco. Cada vez se citan más.

—Nuestra apuesta es participar en estos proyectos. Para desarrollarlos tienes que abrir un camino que no existe. No es investigación de base, no vamos a descubrir, pero hay que invertir en innovar. Simulaciones y ensayos, el producto final es un conocimiento que tiene una aplicación práctica. El hidrógeno es lo más popular. El resto son derivados. Otros formatos que dependen del hidrógeno. El problema es que el hidrógeno pesa mucho, es difícil de transportar. En un metro cúbico de hidrógeno caben setenta kilos; pero si lo transformas en amoniaco, tienes del orden de 120 o 130 kilos de hidrógeno equivalente. Hay más hidrógeno en el amoniaco que en el mismo hidrógeno puro. El amoniaco es un transportador de hidrógeno, se puede utilizar como tal, y como combustible, se está postulando como gran combustible marítimo. 

—El amoniaco abre puertas también desconocidas.

 —Tresca ha constituido la asociación española del amoniaco, que presidimos nosotros. Aúna a las grandes compañías energéticas. Todas están ahí. Treinta grandes empresas. El amoniaco se postula a ser un combustible marítimo porque el hidrógeno pesa mucho; y no puede pesar más el combustible que el barco. 

—¿Y las expectativas  en torno al hidrógeno?

—El hidrógenos es el primer combustible no fósil que va a poder  producir cualquiera. Se acabará la dependencia energética; hay tecnología y hay dinero, con líneas de financiación bien dotadas, pero la sociedad no está aún preparada. Es un ciclo que llevará tiempo. Décadas. Los procesos irán a su sitio; igual que pasó con la fotovoltaica. Las inversiones en capital se reducirán y el modelo económico va a casar. Para que quepa en la economía, es preciso que el hidrógenos baje el precio; también que la economía se inflacione lo suficiente para que el hidrógeno entre. El hueco para el hidrógeno se abrirá vía inflación verde.

—El proyecto en la Robla es algo tangible.

—Tresca ha impulsado el proyecto de ingeniería; está en marcha; antes de un año terminará de tramitarse, en dos años estará en construcción.

—¿Qué destacaría de ese complejo leonés?

—El balance neto del proyecto es que  tendrá CO2 negativo, único en España.

—Cuál es el límite del crecimiento de Tresca?

—Nos centramos en captar talento. Especialmente para la sede de León. Es elemental la adquisición de talento para desarrollar el plan y el proyecto que tenemos por delante, con relevancia de la sede en la capital leonesa; también en Asturias, y mantendremos nuestra sede en Madrid.

—¿Y fuera de fronteras?

—No está en nuestro ánimo dar ese salto, que llegará, pero cuando podamos desarrollar fuera nuestro plan, nuestro proyecto de aquí. No vamos a ir al extranjero a hacer lo que se hace allí, sin nuestro modelo.

—¿Por qué Tresca?

—Me incliné por tomar el nombre del apellido del ingeniero francés Henri Tresca; cuando fundé  la empresa, me decidí por ello, y luego, pensé que ya  lo cambiaría.   

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