Diario de León

Los usuarios vuelven con calma tras la caída del argayo y la reapertura del miércoles

Los coches regresan a la AP-66 con tráfico fluido en la zona del bypass

El límite de velocidad en la zona del desvío y la obra en el Negrón aumentan los tiempos del trayecto

El desvio habilitado tras la caída del argayo es de 270 metros, con tres carriles, dos hacia León y uno hacia Asturias. fernando otero

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A. Calvo
León

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El bypass en la A-66 ha abierto de nuevo las comunicaciones entre Asturias y León, aunque con un poco más de tiempo. El argayó que cayó el 10 de noviembre se convirtió en un muro para las relaciones asturleonesas, que el miércoles por la noche recuperaron parte de esa normalidad con un bypass de tres carriles. «No había mucho tráfico, y se circulaba bien», comenta la leonesa Ana Muñiz, que aunque reside en Gijón ayer tuvo que desplazarse hasta su ciudad natal por motivos de trabajo. Desde Oviedo, tardó una hora y media larga en llegar hasta la capital leonesa, pero «aunque tengas que ir a 40 kilómetros hora, es un tramo muy corto y no había mucha circulación, no hubo atascos», dice para añadir que al bypass se suman las actuaciones que se están realizando en el largo túnel del Negrón, donde también se reduce la circulación a dos carriles, uno de ida y otro de vuelta. Con lo que el tránsito se ralentiza en esos dos tramos.

En el aire, la queja sobre el peaje, que se mantiene al mismo precio, 9,45 euros, ida y vuelta, como apuntaron algunos de los compañeros de esta joven leonesa que ayer pasó por el bypass en los dos sentidos. A pesar de que para llegar a León están habilitados dos carriles y uno para ir hacia Asturias en la zona del argayo, la circulación ha sido normal en la AP-66, que estuvo casi 18 días cerrada al tráfico, ya que el argayó sepultó los dos carriles bajo toneladas de rocas en el kilómetro 76, en la vertiente asturiana de la autopista.

La fluidez en la circulación ha marcado la reapertura del tráfico en la Ap-66, en la que se ha instalado la mayor barrera dinámica hasta ahora en España para proteger a los vehículos y el desvío ante posibles desprendimientos durante los trabajos de retirada de los materiales. Son 270 metros de desvío, con tres carriles con un ancho ligeramente superior a lo habitual (casi de cuatro metros). Para la retirada de la roca que se deslizó hasta sepultar los cuatro carriles de la autopista fue necesario emplear explosivos y los técnicos continúan trabajando en la zona. Los dos sentidos de la circulación están separados por una barrera rígida de hormigón y a ambos lados de los márgenes se han colocado barreras metálicas tipo bionda con captafaros de alta visibilidad.

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