El reciente respaldo de la Diputación alienta la nueva carretera
Aeropuerto-Villadangos, la vía rápida frente al peaje de la León-Astorga

Instalaciones del Aeropuerto de León.
La conexión viene de lejos, de cuando aún el polígono de Villadangos no existía aún en el concepto de desarrollo que supone ahora para la provincia de León; lo que sucedió con la circunvalación pendiente de León es como un tutorial para entender que el principal corredor de la expansión de la provincia leonés esté tan alejado de la iniciativa industrial y el emprendimiento que convoca esta zona, en el tránsito entre la capital leonesa y el Órbigo y Astorga, al pie del enlace de la A-6.
De ese déficit de atención por la arteria de la N-120 viene el anhelo de una carretera para conectar Villadangos y el nudo de comunicaciones que acordona al aeropuerto de León.
Diez kilómetros de vial para aliviar las carencias y la impertinencia de un tramo de 30 kilómetros de carretera nacional y autopista de peaje. Hubo un antes en este proceso que retomó ahora León para poner al mismo nivel las estructuras de comunicación con la altura de los asentamientos empresariales a los que deposita su confianza en el futuro; el ante se llamaba ronda sur de León-enlace a Valverde de la Virgen; y llevaba la plataforma que luego asfaltó la LE-30 a la rotonda de acceso a Fresno del Camino, con un ramal que sorteaba la N-120, hasta saltar el límite de San Miguel. Así, sobre el plano, ya parece un alivio suficiente para todo el emplazamiento residencial que ha crecido en ese trecho que devora el ruido en las travesías de la nacional Logroño-Vigo, y la presión del tráfico pesado sobre la movilidad de las personas.
Al planteamiento de la carretera de Villadangos al aeropuerto no le falta pasado ni actualidad. Suena reciente la propuesta del Ayuntamiento de Villadangos, hace ya un puñado de años, en los que planteaba esta conexión para satisfacer la demanda de acceso al polígono. Siete kilómetros que forman parte del debate político, con la Diputación de León que ya ha comprometido el apoyo, y las dudas de otras administraciones, que vienen a restañar las carencias que sufre León por un anillo de circunvalación a medio armar, que sólo entiende de latitud sur y este, y tiene el norte y el oeste desguarnecido ante la intemperie, justo en el territorio que más avance ha experimentado en estas dos décadas en las que la inversión en infraestructuras no tuvo en cuenta la pujanza del alto Páramo, y el contagio a la zona de influencia.
Así que la carretera que llama a abrir comunicaciones entre el aeropuerto de León y su enclave industrial del momento, su mejor enclave, se ofrece para solucionar en buena medida aquella decisión histórica del peaje de la León-Astorga de pago, y todos los flecos que damnifica a diario. Es una analogía calcada de la secuencia que le otorga al vial sobre la vía a la altura de San Juan de Dios la condición de ronda norte de León, a falta de ronda norte, de la que última incidencia quedan las catas que hace ya tres años se tomaron de las tierras entre Villabalter y Ferral del Bernesga, para afianzar un estudio informativo.
Hace una semana, la Diputación de León mostró el público su apoyo a la carretera de nuevo cuño, que pone en línea a dos polos de futuro en León, relacionados con las conexiones intermodales y la logística. No hay más obstáculos, debido a la aceptación que el proyecto obtiene en los municipios afectados; Valverde de la Virgen, y el propio Villadangos del Páramo. La orografía tampoco parece ofrecer objeciones; busca un trayecto paralelo a la N-120, para armar una conexión entre enclaves urbanos y enchufada a ese nudo de comunicación que reparte oportunidades entre la A-66, el peaje a Astorga y Asturias y el doble sentido de circulación de la N-120, que desparrama vehículos en el vaso que colma la paciencia. La nueva carretera desagravia un error histórico para León: la traba del peaje.