El centro es una palanca para el sector farmacéutico, análisis de vacunas o estudios sobre el cáncer
BioScayle llegará a cien científicos este año para ligar salud, IA y supercomputación
El nuevo servicio de Scayle para impulsar el sector bio se puso en marcha tan sólo hace tres meses

Cristina Esteban Blanco durante una jornada en el servicio de BioScayle, en el centro de supercomputación.
Personal cualificado y proyectos en marcha
Hace tan sólo tres meses que el Centro de Supercomputación ubicado en la Universidad de León puso en marcha BioScayle, un servicio puntero para análisis bioinformáticos automatizados, que espera llegar a final de año a un centenar de investigadores con el objetivo de «consolidar la bioinformática y la supercomputación como herramientas clave en la comunidad científica», tal y como explica la responsable de BioScayle, Cristina Esteban Blanco, quien añade que «gracias a la infraestructura avanzada de almacenamiento y redes, el conocimiento en bioinformática y la capacidad de análisis de datos a gran escala, aspira a convertirse en el núcleo de la transformación digital en salud en Castilla y León».
«BioScayle centraliza y aúna la secuenciación genética y la computación», explica su responsable, una investigadora postdoctoral que destaca la cualificación del personal que trabaja en este servicio, no sólo en cuestiones técnicas, también en su capacidad para analizar los resultados que arroja el secuenciador, con lo que su papel es clave a la hora de apoyar a los investigadores. Por este motivo, el servicio se ofrece a todos los científicos vinculados a proyectos sanitarios, pero también a aquellos que desarrollan otras líneas ligadas a la agroalimentación o a la veterinaria.
En el marco del proyecto DIGIS3 de digitalización, BioScayle participa en iniciativas como la caracterización del microbioma y el resistoma en deyecciones y purines de vacuno de leche en distintos sistemas de producción, en colaboración con el Centro de Investigación y Formación Agrarias de Cantabria, pero también «dentro del polo biotecnológico, trabajamos con empresas farmacéuticas de León en el análisis de vacunas y lotes de producción, y colaboramos con el grupo de Salud Pública de la Universidad de León en estudios sobre cáncer colorrectal», señala la investigaora, para añadir que trabajan en la difusión del servicio a través de cursos y jornadas, como las que están organizando jornadas para todas las universidades de Castilla y León y parques tecnológicos a fin de expandir la red de colaboración.
Cristina Esteban Blanco explica que el servicio tiene entre sus ejes de acción la formación, para impulsar el desarrollo de la bioinformática en Castilla y León. En este sentido, de sus inicios BioScayle ha incidido mucho en la capacitación de investigadores, «a través iniciativas innovadoras» como cursos centrados en la extracción de ADN, la secuenciación o el análisis de datos metagenómicos mediante supercomputación. «Este curso es único en el ámbito de la metagenómica, no solo presentó BioScayle a la comunidad científica, sino que también permitió establecer conexiones clave con investigadores de diferentes disciplinas», añade la responsable de BioScayle.
«Miramos hacia el futuro con una visión estratégica en el ámbito de la salud, donde la inteligencia artificial jugará un papel fundamental en la investigación y la medicina personalizada. Nos estamos preparando para un escenario en el que la secuenciación genómica será una parte integral de la sanidad», explica Cristina Esteban Blanco, en relación a que Scayle cuenta con una infraestructura a la que al añadir el potencial de los secuenciadores genómicos quiere ser un revulsivo en la investigación de la salud a nivel autonómico. De hecho, ahora muchos investigadores recurren a servicios y empresas —muchas de ellas extranjeras— para realizar sus secuenciaciones y BioScayle se presenta como una alternativa que permitirá «ahorrar recursos», además de ofrecer un servicio de calidad.