Formalizado por 1,08 M€ el contrato del cuarto punto negro, El Egido, que tuvo que relicitarse
La macro-obra de 6,2 M€ en la vía del tren de Villaquilambre arranca tras 19 años
Las catas para eliminar los pasos de Jesuitas, Las Huergas y La Cerrada ponen fin a la espera
Editorial | Seguridad y calidad de vida en Villaquilambre

La oficina de obra se ha instalado en una antigua librería de Nava y visibiliza los trajes luminosos en el escaparate.
Han pasado 19 años desde que Villaquilambre comenzó a reivindicar una solución para los puntos negros del tren en el municipio, seis desde que se anunciaron los proyectos y quince meses desde que por fin se logró adjudicar la macro-obra que evitará el atragantón diario de más de 7.000 vehículos que se ven obligados a cruzar las vías en la calle de El Cuco de Navatejera.
Unos trabajos que efectuará la empresa zaragozana Marco de Infraestructuras y Medio Ambiente S.A. (Mainsa) por 5,1 millones y que están dando ya sus primeros pasos con las catas y una oficina de obra en la avenida de La Libertad. Llegar hasta «la primera piedra» no ha sido fácil e incluyó que los responsables del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) se desplazarán a Villaquilambre para sellar con los propietarios de 49 fincas de la zona el «mordisco» de 12,3 hectáreas a sus terrenos que se necesitaba para borrar del mapa esos tres pasos a nivel.
La obra consiste en cerrar los pasos de Jesuitas, Huergas y La Cerrada, construir un vial interior paralelo a la avenida de La Libertad y un subterráneo. El proyecto especifica que el tráfico del cruce de Jesuitas, que conecta la avenida de la Universidad y la calle El Cuco, se desviará a la nueva carretera interior hasta Las Huergas, donde se habilitará un paso inferior en la calle El Retiro, al que también se derivará el tráfico de La Cerrada.
El proyecto se complementa con tres rotondas distribuidoras de la circulación al clausurarse los pasos peligrosos sobre las vías. Una se situará en la intersección de la calle El Cuco, cerca del paso bajo la N-621 (ronda Este a la entrada de Navatejera), otra a la altura de Las Huergas y la tercera en la arteria principal de Navatejera, la avenida de La Libertad.
Los puntos negros de Jesuitas y La Cerrada están ahora protegidos con semi-barreras, señalización lumínica y acústica, mientras Las Huergas dispone de señalización fija y luminosa y escasa afluencia de circulación rodada.
A ellos se suma la supresión de un cuarto paso, el número 9 en la línea Matallana-Villaquilambre de ancho métrico, el conocido y fatídico punto negro sin barreras de El Egido, donde han fallecido varias personas arrolladas por el tren y cuyas obras se relicitaron en 1,08 millones de euros. Supone construir una calle paralela a la vía para derivar el tráfico rodado por el paso de El Molino y cerrar ese cruce sobre las traviesas del ferrocarril.
Las cuatro intersecciones se eliminarán tras años de protestas, y los vehículos que hasta ahora deben atravesar los raíles en esas cuatro zonas podrán evitarlo cuando funcionen las nuevas carreteras que conectarán los puntos negros a la derecha de las vías.
La historia de la brecha del tren en Villaquilambre empezó a coserse en 2006, cuando el Ayuntamiento y la empresa Feve suscribieron un acuerdo de dos millones de euros para resolver los trece pasos a nivel que existían entonces en solo seis kilómetros de trazado del municipio y que fueron señalados con diversa prioridad según su grado de peligrosidad. No todos los proyectos avanzaron por igual y cuatro quedaron atascados. Los tres que se solventarán de un tirón ahora y El Egido.