La acusada del crimen de Colón dice que se inculpó para proteger a su hijo

La Audiencia Provincial acogió ayer la primera de las tres jornadas en la que está previsto que se desarrolle la vista del juicio con jurado que se celebra contra Matilde Nicolás, de 43 años, a la que se acusa de haber matado el 28 de enero del año 2000 a Marucha González Rodríguez, vecina de la calle Colón de 77 años para la que había trabajado como asistenta del hogar y que apareció muerta en la cocina de su casa con catorce cortes y contusiones en el cuerpo, mechones de pelo arrancado y un cuchillo jamonero clavado en la espalda que le atravesó un pulmón en una herida mortal de necesidad. Los antecedentes del suceso se remontan a nueve meses antes del crimen, cuando la víctima acusó a Matilde de robarle dinero; la acusada reconoció ayer que Marucha le hizo esta acusación e incluso la hizo desnudarse para registrarla, lo que según asegura le dolió después de una relación de once años que llegó a considerar de amistad, si bien negó que sintiera odio hacia ella. A partir de este incidente, muchos de los empleadores para los que Matilde trabajaba como asistenta, la mayoría de ellos parientes y conocidos de Marucha, comenzaron a decirle que ya no necesitaban sus servicios, algo que según la tesis de la acusación alimentó el odio de la acusada contra la víctima, a la que después del incidente por el supuesto robo había telefoneado en reiteradas ocasiones, en tono amenazante según sostiene la acusación, y simplemente para pedir explicaciones sobre lo ocurrido, según declaró ayer la propia Matilde. De Gran Vía a Santo Domingo La víspera del crimen Matilde perdió precisamente uno de esos trabajos, y recibió un cheque como finiquito que cobró en el BBVA de la plaza de Santo Domingo la misma mañana en que Marucha murió apuñalada en su casa de la calle Colón. Ese día, la acusada salió temprano de Trobajo del Camino junto a una conocida, y caminaron juntas hasta la Gran Vía, muy cerca de la calle Colón, donde la acompañante de Matilde se quedó en su trabajo; ella, según su propia declaración, continuó camino hacia el banco, si bien se entretuvo viendo algunos escaparates. Frente a esta versión, la acusación y el fiscal sostienen que Matilde fue a casa de la víctima y la mató. Sin pruebas materiales La defensa basa su actuación en que la Policía no recogió ninguna prueba material que sitúen a Matilde en el escenario del crimen, donde se recogieron sin embargo muestras de ADN pertenecientes a un varón y a otra mujer, pero no de la acusada, contra la que sólo pesa su propia confesión como autora de los hechos, que se produjo dos años después del suceso. Fiscal y acusación consideran suficiente esta autoinculpación, ya que en su declaración Matilde señala detalles del crimen que estaban bajo secreto de sumario. Llamadas y acusación anónima La autoinculpación de la acusada se produjo en Comisaria, y se reiteró ante el juez, cuando dos años después de los hechos la policía recibe supuestamente un anónimo que asegura haber visto a Matilde el día del crimen en la calle Colón. La acusada relaciona este anónimo con varias llamadas que ella recibió pidiéndole dinero a cambio de no decir que había sido vista aquella mañana en aquel lugar. Matilde señaló que si conocía detalles del crimen fue porque se los comentó un agente de Policía en los interrogatorios a que fue sometida durante su detención, y dijo que si confesó fue porque estaba embotada por los interrogatorios y porque este agente la incitó a asumir el crimen poniendo en medio a su hijo, contra el que aseguraba que existían pruebas materiales.