Diario de León

| Entrevista | Pedro Ramón Mata González |

«Si se amplia el laboratorio, León puede tener un gran servicio de investigación»

El médico oriundo de Grisuela del Páramo, uno de los más prestigiosos neurocirujanos en la especialidad de columna vertebral, participó en el sexto curso de microcirugía

Pedro Ramón Mata González, durante la entrevista

Pedro Ramón Mata González, durante la entrevista

León

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Nacido en Grisuela del Páramo hace 68 años, Pedro Ramón Mata González se declara «un enamorado de la neurocirugía», un hombre «feliz en mi profesión» a la que aún dedica diariamente 14 horas. Hijo de un herrero que «tenía una visión espectacular de la vida y nos colmó de todo lo que un niño necesita», salió del pequeño pueblo paramés a estudiar con los Maristas y luego a Valladolid para licenciarse en Medicina. Llegó a tener la plaza de practicante en su tierra, en previsión de que su carrera no pudiera seguir adelante en aquellos difíciles tiempos. Actualmente es el jefe de Neurociruigía del Hospital Clínico de San Carlos, director del Instituto de Neurociencias del Clínico y la Facultad de Medicina y presidente de la Sociedad de Neurocirugía de Madrid. También dirige el servicio en la clínica Ruber y es copropietario de la clínica Cemtro. Esta semana participó en León en el VI curso de microcirugía de la Unidad de Investigación del Hospital de León. Habló de los nervios periféricos -aquellos que van a las extremidades- y las lesiones que pueden sufrir: traumatismos por accidentes de tráfico, trastornos térmicos, clínicos y ciertos tumores. «Los avances de la microcirugía permiten la reimplantación de extremidades si se hace una buena sutura de los vasos, nervios y el resto de los elementos autónomos», subrayó para incidir en la importancia de que se formen especialistas. Antes de esperar ninguna pregunta adelanta que «España en estos momentos tiene un nivel neuroquirúrgico en condiciones de competir con las más importantes clínicas del extranjero». No hay necesidad, recalca, de «ir al extranjero porque allí tampoco hacen milagros». -Usted sí tuvo que salir a estudiar fuera de España. -En aquel entonces nuestra especialidad estaba muy atrasada: teníamos pocos medios diagnósticos y el neurocirujano tenía que ser también neurólogo, radiólogo y neurorradiólogo. Las técnicas -arteriografías, ventriculografías, neuroencefalografías- eran mucho más complejas y mucho más agresivas que las actuales. Afortunadamente, con el TAC -scáner- y la resonancia magnética eso ya ha pasado a ser historia. Sólo se hacen angiografías en problemas vasculares muy concretos. Estas pruebas anatómicas nos dan las imágenes, nos «pintan» la lesión y el sitio donde está. Pero además disponemos de otras pruebas funcionales -PET, el Spet y magnetoencefalografía- que nos permiten estudiar las funciones del cerebro, de tal suerte que el neurocirujano cuando va al acto quirúrgico ya conoce las características anatómicas, la localización y tamaño de esa lesión y la relación que tiene con funciones tan importantes como el lenguaje, la motilidad de la extremidad, la visión, etcétera. -¿León tiene estos mismos avances tecnológicos? -En León estamos a una gran altura. No hay magnetoencefalografía pero es que sólo hay una en España y otra para el norte de Europa. Es una técnica muy novedosa y estamos haciendo estudios experimentales sensacionales. -¿En qué sentido? -Está aportando mucho a la cirugía de tumores cerebrales y de epilepsia. -¿Esta técnica se generalizará en hospitales como el de León? -Todas las técnicas cuando se inician se enfrentan a ciertos reparos, pero cuando va pasando el tiempo se comprueba su efectividad. Lo que ocurre es que son técnicas muy caras y que algunas veces no es fácil de establecer, entre otras cosas, porque desgraciadamente nuestros hospitales están mal dotados. El Hospital de León, por ejemplo, tiene un excelente servicio de microcirugía con unos laboratorios extraordinarios, pero se están quedando muy pequeñosCreo que se podría potenciar mucho este servicio con una ampliación y una dotación para esos laboratorios a fin de que de verdad se puedan hacer trabajos de investigación serios. Es de destacar el gran funcionamiento que tienen en lo poco que disponen. Me gustaría que mi tierra creara un gran servicio de investigación microquirúrgica o neuroquirúrgica. Espero que las autoridades sanitarias de mi tierra mediten esto y doten a este hospital de los mejores medios porque está en condiciones de ser competitivo a nivel nacional e internacional . -¿Cuál ha sido el principal avance de la neurocirugía? -Sin duda, los medios diagnósticos. Pero hay que añadir la mejora en la anestesia. A mí me gusta recalcar mucho que el éxito de un buen resultado quirúrgico en una cabeza está en una buena anestesia. Por otro lado, la implantación del microscopio permite hacer una cirugía mucho más fina, mejor visualizada e incluso llegar a zonas difíciles. Los tratamientos con radiocirugía también son muy importantes. Es una técnica prácticamente inocua con muy poco riesgo y unos excelentes resultados en el tratamiento de tumores y de malformaciones vasculares con una única sesión. Personalmente creo que los resultados son muy superiores con la Unidad de Gamma Knife que con el acelerador líneal pues es exclusiva para tratamiento de lesiones del sistema nervioso. En ciertos tumores malignos hay posibilidad de dejar un resto antes de lesionar estructuras importantes y complementar el tratamiento después con radiocirugía. -¿Neurólogos y neurocirujanos han de trabajar juntos? -Sí, aunque es verdad que tenemos mentalidades distintas. Sin embargo, creo es el complemento necesario: neurología, neurocirugía y neurofisiología. Sus estudios nos permiten incluso operar con el enfermo despierto y ser más cautos porque nos indica si estamos entrando en zonas vitales, por ejemplo, para el movimiento de un brazo o una pierna.

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