Diario de León

| Entrevista | Bernabé Tierno Jiménez |

«Hay que proteger a quienes estudian» Pegaso, el mágico caballo alado que todos querían poseer

En opinión de este prestigioso psicólogo, hoy en día hay demasiada gente en las aulas que no quiere estudiar y a quienes se debería orientar hacia el ámbito de una profesión

El orgullo de Belerofonte hizo que Zeus le castigase y Pegaso le abandonó para siempre

El orgullo de Belerofonte hizo que Zeus le castigase y Pegaso le abandonó para siempre

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José María Campos Ana Gil - corresponsal | cistierna león
León

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Ha sido profesor de letras durante 14 años dando clases a alumnos de bachiller elemental y superior y dirigió durante 10 años el colegio CENIT de Madrid. Desde hace más de 30 años investiga las causas del fracaso escolar y ensaya estrategias para una enseñanza y un aprendizaje más eficaz. Ha publicado una veintena de libros entre los que se encuentra, El fracaso escolar, cómo estudiar con éxito; La enseñanza: la asignatura pendiente o Guía para salvar el curso. Hace unos días ofreció una charla en el instituto Vadinia de Cistierna a más de 400 alumnos. -¿Cuáles son los principales motivos para llegar al fracaso escolar? -Hay muchos estudiantes que están desmotivados, no saben estudiar, no se organizan, además no hay una motivación en el propio hogar donde lo que tiene éxito es la televisión. También influyen cuestiones como que el estudio exige un esfuerzo y que los padres están vez menos tiempo en casa. -¿Estamos en los mismos niveles en materia de fracaso escolar con respecto a hace veinte o veinticinco años? -Ahora estamos casi al mismo nivel. Cuando publiqué el primer libro sobre el fracaso escolar, hace veinte años, se estaba en torno al 25 % o 30 % de fracaso escolar. Lo que ocurre es que hoy los niveles han bajado, se tolera más. El hecho de poder pasar de curso antes no se daba. Es mucho más fácil hoy día el seguir estudiando e ir avanzando de curso. Antes había exámenes que tenías que pasar como la revalida de bachiller que era eliminatoria. Creo en ese sentido no se ha progresado demasiado. -Uno de sus libros se titula «La enseñanza: la asignatura pendiente». -Más bien diríamos que la asignatura pendiente es la educación, dado que es algo para lo que no nos han enseñado, para educar. La educación es la asignatura eternamente pendiente. Pero no hay que olvidar que el papel de los padres en la educación es determinante. Si los padres leen con los hijos, se cultivan, estudian desde pequeños, le regalan libros..., es decir, hacen lo posible para motivarles y valorarles el estudio, todo irá bien y estos alumnos mejoran. Pero si no valoran al niño, no dan importancia al estudio o no van por el centro, el fracaso será tarde o temprano evidente. -Recientemente estamos viviendo el problema del acoso juvenil en las aulas y los colegios... -Hay mucho más de lo que parece. Muchos estudiantes que suspenden porque están amenazados. El hecho de que muchos estén «calentando el asiento» hasta pasada cierta edad sin aprovechar los estudios, no me parece oportuno. Creo que sería conveniente que cuando un estudiante de 15 o 16 años no quiere estudiar que se le oriente hacia una profesión. Pero no se puede estar perdiendo el tiempo y el dinero de un país con estudiantes, que no es que sean fracasados, es que no quieren estudiar. -¿Todo esto puede afectar al alumno que realmente quiere estudiar?. -Evidentemente sí. Lo que me preocupa es que está empezando ya a ponerse de manifiesto que el buen estudiante está teniendo problemas. -¿El sistema de enseñan ha evolucionado en los últimos veinte años o realmente necesita cambios sustanciales?. -No veo una gran evolución. Se ha mejorado, pero cada vez hacen falta más expertos que ayuden a los profesores y a los padres. Y que, ante problemas de violencia dentro de las aulas de alumnos que vienen a «reventar» las clases, se tenga bien claro que es lo que hay que hacer por parte del Ministerio de Educación. No vale con decir a un profesor que tiene que aguantar a un alumno de 16 años que le amenaza y le amarga la vida, que está ocurriendo. Esto viene de mantener en las aulas a gente con 16, 17 y 18 años que no quieren estudiar, que son fracasados crónicos. Cuando esas personas tenían que estar en otro ámbito ya que saben hacer lo mínimo que es leer y escribir. -Hoy se habla mucho del éxito. -Hay que decir que el éxito escolar no siempre se corresponde con el éxito en la vida, ya que hay muchos factores determinantes como ser un persona tímida o con poca confianza en sí misma. El éxito depende de la capacitación y preparación y de la forma en que la persona oriente su vida. Pegaso era un caballo con alas que nació de la sangre de Medusa (una bellísima mujer a la que la diosa Atenea había castigado convirtiéndola en una górgona, que era un monstruo horrible con alas, dientes enormes y serpientes en lugar de cabellos) cuando Perseo la cortó la cabeza. Vivía en el monte Helicón, al poco tiempo de nacer dio una coz en una roca del monte y en ese lugar surgió una fuente que sirvió de inspiración a los dioses, y por eso, desde entonces, las musas lo cuidaban y alimentaban en invierno cuando no tenía hierba para comer. Como era un caballo mágico, muchos hombres querían poseerlo, pero ninguno podía atraparlo. Hasta que llegó Belerofonte, príncipe de Corinto, que le pidió ayuda a la diosa Atenea para capturar a Pegaso y ésta le regaló unas bridas de oro con las que le sería fácil domar a Pegaso. Belerofonte fue en busca del caballo mágico y éste se dejó montar sin resistirse. La traición del orgullo Pero Belerofonte se volvió muy orgulloso y se paseaba montado en Pegaso diciendo que podía volar como los dioses. Un día se atrevió a subir al monte Olimpo y cuando lo vio Zeus se enfadó mucho, haciendo que una mosca picara a Pegaso, que tiró a Belerofonte al suelo. Desde entonces, Belerofonte anduvo solo por el mundo, rechazado por todos los dioses. Mientras, Pegaso se quedó a vivir en el monte Olimpo ayudando a Zeus, quien, en agradecimiento, lo convirtió en la constelación Pegaso.

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