Diario de León

Obispo de la Dióecsis de León

«No sé qué relación hay entre el Papa y una presunta decadencia de la Iglesia»

El prelado trae de Roma un mensaje papal: «Cultivar nuestras raíces cristianas y nuestra específica tradición leonesa, inexplicable sin San Isidoro, San Froilán y la Virgen del Camino»

El anillo episcopal de monseñor López Martín

El anillo episcopal de monseñor López Martín

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Marco Romero - león
León

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Hace poco más de un mes se reunió con el Papa y otros obispos en Vaticano. Trae consigo algunas resonancias del mensaje papal y una actitud muy en la línea de la Conferencia Episcolpal Española en relación a polémicos asuntos de actualidad, como la lucha contra el sida, para la que propone «castidad y fidelidad» frente al uso del preservativo. En una entrevista que contestó por escrito, monseñor López Martín se muestra preocupado por el hombre de hoy. -Tiene un gabinete de prensa renovado, ha nombrado un vicario de relaciones con los medios... ¿Tanto le preocupamos? -Lo que yo deseo es que la diócesis de León esté mucho más presente en los medios de comunicación, aunque sé que esto no depende sólo de ella, y promover una mayor información hacia el interior de la propia comunidad diocesana. -Acaba de estar con el Papa recientemente en Roma. Hay quien puede pensar que el sufrimiento del Santo Padre no es cristiano, sino más bien un ejemplo de la decadencia de la Iglesia católica. ¿Qué dice a esto? -No sé qué relación puede establecerse entre la situación del Papa, anciano y enfermo, con una presunta decadencia de la Iglesia. Él mismo acaba de decir que quiere servir así a la Iglesia, hasta que Dios quiera. Su situación va contra corriente en una sociedad que prima la juventud y la imagen, pero la eficacia de lo cristiano va por otros derroteros, quizás incomprensibles para muchos. Es la eficacia del grano de trigo que tiene que morir para dar fruto. Personalmente creo que Juan Pablo II está revalidando su extraordinario magisterio de la manera más difícil, con el sufrimiento. -¿Qué mensaje trae de Roma? -Algunas resonancias del discurso que nos ofreció el Papa el día 24 de enero: Cultivar nuestras raíces cristianas y nuestra específica tradición leonesa, inexplicable sin San Isidoro, San Froilán, la devoción a la Virgen del Camino y sin nuestros incontables misioneros, por ejemplo; mejorar la celebración de la misa dominical como cauce de formación de la vida cristiana; hacer realidad una pastoral juvenil, personalizada y capilar, en clave vocacional; estimular el compromiso social de los cristianos y su testimonio de fe en todos los ámbitos de la vida pública. -¿Cuál es su radiografía del hombre de hoy? -Que cree haber alcanzado unas cotas muy altas de libertad y de autonomía, pero que no es así. Nunca han existido más formas de sometimiento de la persona a los distintos poderes que se disputan el mundo. Y lo que para mí es peor: se está borrando lo específico del ser humano, lo que obedece a una naturaleza objetiva anterior a cada individuo y que constituye el fundamento de todos los derechos de la persona. El hombre es un espíritu encarnado, capaz de transcendencia. Por eso, el precio de haber prescindido de Dios, que no es una idea sino alguien que sustenta todo cuanto existe, o de esa naturaleza objetiva, va a ser tremendo. -Hombre y mujer los creó, pero ahora resulta que dos personas que se quieran se van a poder casar, con independencia de su sexo. Dicen los obispos que el Gobierno excede sus capacidades reconociendo este derecho. ¿No se excede igualmente la Iglesia católica cuando realmente se trata de un derecho exclusivamente civil? -¿Se exceden también el Consejo de Estado en su dictamen de 16 de diciembre pasado y muchos expertos en Derecho Civil cuando advierten a los gobernantes la contradicción que entraña ese proyecto con lo que es el matrimonio, unión de un hombre y de una mujer, de manera que la unión afectiva entre personas del mismo sexo es algo distinto del matrimonio? -Supongo que de la adopción ni hablamos... -Lo que está en juego en la adopción por estas parejas ya no es un presunto derecho de ellas a vivir como quieran, sino el derecho de un tercero, el niño o niña que necesita crecer y educarse teniendo delante las figuras del padre y de la madre, a fin de que afirme su propia identidad personal y sexual como hombre o mujer. -Otra irreverencia, la píldora RU-486, cuya utilización ustedes han vinculado a «un avance imparable en la dirección de la cultura de la muerte». ¿Con ese tipo de mensajes no pierden más que ganan? -Ese y otros mensajes no son «políticamente correctos», ya lo sé. Pero junto a esos mensajes que son asociados a tópicos de manera sistemática, tenemos otros que muy pocos se preocupan de conocer y difundir. Son los que proponen el amor que conduce a una comunión de personas, la entrega como expresión de libertad y búsqueda del bien del otro, de la fidelidad, etcétera. Ya está bien de fijarse sólo en los aspectos negativos de los discursos del Papa o de las notas episcopales. Necesitamos del médico no para que nos diga lo bien que estamos, sino para que nos advierta también de los riesgos que corremos. -¿Ha visto la película Mar Adentro? ¿No tiene una persona derecho a asumir su muerte como un acto supremo de su libertad? -Después de todo lo que se ha dicho y escrito sobre la película, no creo que haga falta verla. Mi opinión es que el problema que plantea la película, no es el mismo que el del protagonista de la historia real que dio origen al guión: aquello no era un caso de «eutanasia» sino de suicidio asistido, al parecer querido por el protagonista, y me temo que inducido también por otras personas. En todo caso, desde una concepción religiosa y no sólo cristiana de la vida, nadie tiene derecho a quitársela a sí mismo ni a otro. -Decía el nuevo obispo de Corumbá, leonés de origen, que el preservativo, dentro de una realidad social como la de hoy, es quizá un mal menor. ¿Me va a decir que ni siquiera los acepta en el contexto de la prevención integral y global del sida? -El tema no es tan simple y tratándose del sida, que provoca tantísimas víctimas, es preciso actuar con la máxima responsabilidad para prevenir y combatir este mal. La prevención requiere una educación basada en el valor sagrado de la vida y en la formación de una práctica correcta de la sexualidad, lo que supone dos opciones, la castidad y la fidelidad, aunque tampoco sean «políticamente correctas». -¿Usted apuesta por Europa? -Sí, por la Europa de las raíces cristianas, la Europa unida y, a la vez, solidaria con el resto del mundo, la Europa que consolide la paz y garantice los derechos a la vi da, a la educación según las convicciones religiosas y morales. No por la Europa laicista que prima las asociaciones filosóficas a la vez que reduce la práctica religiosa a la vida privada, la Europa de los mercaderes, la Europa que consagra el desmantelamiento de los servicios públicos, la Europa que aspira a emplear la fuerza para prevenir conflictos en otros lugares del mundo. -Si le parece, para aliviar un poco la entrevista me podía hablar de sus planes para la diócesis de León. ¿Cómo va, por ejemplo, la reorganización de los arciprestazgos? -Continúa la aplicación de lo que llamamos unidades pastorales o agrupación de las parroquias y tratando de lograr una mejor distribución del clero y de los agentes de pastoral. En el plano más directamente pastoral, con el Año Jubilar estamos tratando de remover la fe y lo que llamamos la religiosidad popular, con el Servicio Diocesano para el Catecumenado, estamos empezando a dar respuesta a las personas adultas que quieren entrar en la Iglesia, con la pastoral juvenil estamos contactando con todos los grupos de jóvenes cristianos, con la renovación de Cáritas queremos responder a los retos de la inmigración, los sin techo y otros sectores. -¿Ha conseguido en estos años de episcopado algún avance respecto al relevo pastoral? -No soy yo el más indicado para responder. -Con la visión que le da este tiempo de trabajo, ¿qué puede decir de la provincia de León y de sus jóvenes? -Que necesita grandes dosis de esperanza y el compromiso firme de todos por el presente y el futuro de León, cada uno desde su puesto.

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