La industria azucarera podrá acogerse al abandono de cupo desde el 1 de julio

El borrador que la Comisión Europea de Agricultura ha elaborado sobre la reforma de la OCM del azúcar, que deberán negociar a partir del 22 de junio los distintos gobiernos afectados, contempla la posibilidad de que las industrias transformadoras puedan acogerse a cierres y ceses subvencionados de la actividad desde el próximo 1 de julio. De esta forma, el peligro para el cultivo remolachero se hace más inminente en España, que no entra entre los territorios más competitivos en la producción azucarera. El plan de reestructuración del mercado europeo del azúcar se basa, esencialmente, en un recorte inicial de cuotas (que el documento de la OCM localiza en el sur de Europa) y una rebaja progresiva en el precio de referencia de la remolacha, que pasaría desde los 43 euros actuales por tonelada a los 25 en la campaña 2007/2008. Los autores del diseño de la nueva OCM del azúcar confían en lograr la reconversión de forma inmediata, gracias a incentivos millonarios para las empresas que decidan abandonar los cupos asignados: 730 euros por tonelada que dejen de elaborar. Las organizaciones sindicales agrarias españolas y los partidos políticos que piden al Gobierno un esfuerzo negociador para impedir que la OCM se lleve a efecto en estos términos concluyen que éste será el final para el cultivo remolachero en España, al que se dedican más de 22.000 agricultores. 4.500 en la provincia leonesa. La producción se traspasaría a Francia y Alemania, principalmente, que disponen de estructuras agrarias que resultan rentables para el cultivo remolachero. El mismo presidente de la segunda compañía azucarera de Francia reconoce abiertamente que en ese país sí será atractivo el cultivo de la remolacha a 25 euros por tonelada, en comparación con la rentabilidad que pueden ofrecer los cultivos alternativos a este producto. Frédéric Rostand, al frente de Saint Louis Sucre, vaticina que «no habrá ninguna necesidad de pagar por encima de ese precio mínimo a los remolacheros». Además se muestra satisfecho por la propuesta de la reforma de la OCM de preservar la elaboración de azúcar y la producción de remolacha en las regiones europeas más competitivas. La postura favorable de Francia hacia la OCM contrasta con la que ya ha anunciado que adoptará el Ministerio de Agricultura en favor de los intereses de los productores españoles. Una de las zonas en las que tendría efectos económicos devastadores la desaparición del cultivo sería León, por la incidencia que la remolacha tiene en la renta de los agricultores leoneses. Elena Espinosa, que intervino en el Senado ante la alarma que ha causado la trascendencia del informe de la OCM, reiteró que el objetivo fundamental del Gobierno «es mantener la actividad económica en las zonas rurales que dependen del cultivo de la remolacha y que no disponen de otras alternativas». La situación actual del campo leonés añade otro punto alarmante a las consecuencias que arrastraría un abandono masivo de la producción remolachera: la modernización de los regadíos perdería fuerza si no existe un complemento como el cultivo remolachero que ha sostenido la renta agraria leonesa en los tiempos más difíciles.