Diario de León

Las más genuinas tradiciones de la provincia homenajean los 75 años del Hogar Leonés

León conquista el Bocho

Alrededor de 1.500 personas participan en la exhibición de pendones a orillas del Nervión

García-Prieto entrega la réplica del gallo de San Isidoro al alcalde bilbaíno

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Publicado por
Asun G. Puente - enviada especial | bilbao
León

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Como las batallas medievales que dieron lugar a su origen y a la victoria de muchas de las contiendas en las que los hombres de estas enseñas participaron, los pendones de León conquistaron ayer la villa del Nervión. La suave brisa de un día radiante en la capital vizcaína permitió que los estandartes lucieran en todo su esplendor, ondeando al viento sus intensos colores e imponente presencia. El vanguardista museo Guggenheim, frente a la Universidad de Deusto -a orillas de la ría-, antaño símbolo del desarrollo industrial con los Astilleros de Bilbao, fue la última parada a las dos de la tarde del desfile del medio centenar de pendones y pendonetas, que durante casi cuatro horas recorrió la ciudad deteniéndose en los lugares más emblemáticos. Pero la aventura para alrededor de 600 pendonistas de 40 pueblos e integrantes de los grupos regionales había empezado trece horas antes, cuando partieron de León rumbo a Bilbao en el mítico Tren Hullero de Feve, con el objetivo de exaltar con la muestra más genuina del folkore de la provincia el 75 aniversario del Hogar Leonés en el Bocho. A su llegada, cambio de planes respecto al programa inicial. La convocatoria de una manifestación de SOS Racismo y Ezker Batua para protestar por los últimos acontecimientos sobre inmigración en España, adelantó el reloj y alteró el itinerario. La primera cita, con más de una hora de adelanto, una misa en la catedral vieja (también conocida como la iglesia de San Nicolás, frente al teatro Arriaga) oficiada por un sacerdote nacido en Matanza de los Oteros. Tamboril y dulzaina, acompañaron las voces de los grupos regionales con canciones de misa típicamente leonesa, donde no faltó una ofrenda a la Virgen del Camino y su himno. Con el comienzo del desfile, rumbo al Ayuntamiento para alcanzar la Gran Vía. Los gestos de sorpresa se sucedieron entre los atónitos viandantes. «¡Vaya palo más grande, ¿no?!, exclamó un joven al comprobar la dimensión de los pendones. Ya en la principal arteria de Bilbao, malabares para salvar el paseo de árboles y más bailes al pie de la Diputación Foral de Vizcaya. Al alcanzar la plaza Moyúa de nuevo danzas y encuentro frente a la Subdelegación del Gobierno con las protestas antiracistas, que impidieron que el acto de encuentro con el Ayuntamiento se celebrara allí. La entrada al parque Doña Casilda, al lado del museo de Bellas Artes, concentró el hermanamiento entre la Diputación, el consistorio de la capital leonesa, el de Bilbao y el Hogar Leonés. Intercambio de regalos, aluches, más bailes, pendones en círculo y camino hacia el fin del trayecto: el Guggenheim.

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