Diario de León

| Análisis | Se agota la paciencia de los sindicatos |

Un año y nulos avances sociales Efectos desincentivadores en la economía

Ministerio y patronal llevan meses enzarzados en el reparto de las ayudas, al que la parte social asiste como mero espectador. El bloqueo y el desinterés del ministro han tensado demasiado l

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M. J. Muñiz - león
León

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Poco más que hablar. Después del paréntesis de la Semana Santa, el Ministerio tiene un plazo de quince días para desbloquear las conversaciones sobre el Plan del Carbón si no quiere enfrentarse a la convocatoria de una huelga general en la minería, prevista inicialmente para los días 24 y 25 de este mismo mes. La paciencia de los sindicatos se ha agotado, un año después de la firma del plan, que ya costó quince meses de conversaciones y una movilización en el sector. Un año en el que el único avance producido en el aspecto social del acuerdo se centra en las prejubilaciones. Sin embargo, nada de nada en cuanto a empleos en las subcontratas, recolocaciones, incrementos salariales pactados,... Hasta la negociación de los convenios colectivos lleva meses bloqueada a la espera de que la patronal, Carbunión, aclare con el ministerio cuál será el marco final de las ayudas. De momento el Gobierno ha anunciado que no demorará más las ayudas al funcionamiento, para que las empresas puedan hacer frente a sus costes. Una medida unilateral que cuenta con una advertencia de los sindicatos, según explica el secretario provincial de la Federación Minerometalúrgica de CC.OO., Alberto González Llamas: «Si las ayudas a las empresas están revisadas con el incremento de la inflación, éste deberá trasladarse inmediatamente a los trabajadores, según se acordó en el plan. Las ayudas a las empresas están condicionadas a aplicar la revision a los trabajadores». Pero la demanda de los sindicatos, de las cuencas, es otra. Llevan meses exigiendo un encuentro con el ministro de Industria, Joan Clos, que a mayores se ha paseado por la provincia sin pronunciarse ni comprometerse con el proyecto que se lleva un buen bocado del presupuesto de su cartera. «Se trata de que el Gobierno haga sus deberes, pero la reunión nos permitiría también tener cierta confianza en que se toma en serio el desarrollo del plan», añade el sindicalista. El caso es que los sindicatos mineros se han hartado y, tras la última reunión con el secretario general de la Energía, Ignasi Nieto, han puesto la movilizacion otra vez sobre la mesa. No más encuentros de dos horas, no más huecos forzados en las agendas y no más mesas en las que la parte social es un convidado de piedra. La aplicación del Plan del Carbón se dilata en el tiempo y el ministro no interviene en el bloqueo. «Los sindicatos no permitirán que los avances sociales y los acuerdos de reactivación queden supeditados exclusivamente a los intereses de la patronal». Quedan dos semanas. El descenso de producción a que se ven sometidas las empresas conlleva una disminución de la cifra de negocio que Fredeswinda Díaz calcula que repercutirá en un 6,8% de la riqueza que crea el sector energético en la provincia para el 2012. «Es fácil suponer que la reducción de esta actividad sin ser reemplazada pr otras nuevas provocará efectos desincentivadores a medio y largo plazo sobre potenciales inversores», explica la economista. Añade además que el descenso de la población ocupada se traduce en una disminución de la renta de que disponen las economías domésticas, que repercute directamente en el resto de las actividades industriales y comerciales. Para solucionar esta evolución el Plan del Carbón cuenta con el Nuevo Modelo de Desarrollo Integral y Sostenible de las Comarcas Mineras, que destinará 2.880 millones de euros a infraestructuras, financiación de empresas y formación en las cuencas. Pero advierte la experta: «Corresponde ahora al conjunto de la sociedad leonesa, y muy especialmente a la Universidad, como generadora y propulsora de ideas vanguardistas en la economía, mantener un debate abierto para aplicar óptimamente estos recursos y no desperdiciar lo que tal vez sea la última oportunidad de las comarcas mineras».

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