Vocaciones sin fronteras

Miles de kilómetros son los que separan a muchos misioneros leoneses de su ciudad natal y es que su vocación religiosa les mantiene durante casi todo el año alejados de sus raíces. La labor de misionero sobrepasa las fronteras religiosas y todos y todas las que desempeñan esta labor con gran pasión y energía, desarrollan trabajos que pueden ir desde la docencia hasta una intensa labor humanitaria. Estos propagadores de la fe desempeñan sus trabajos en diferentes órdenes religiosas pero todos ellos lo hacen con gran orgullo y dedicación. La ciudad de León se convirtió por un día en el escenario de reunión de los que comparten esta fiel devoción. Los más de 90 asistentes a esta jornada de convivencia celebrada ayer pudieron compartir sus experiencias como misioneros en una reunión que tuvo lugar en el Seminario Mayor de León, situado en la plaza de la Regla, con la Catedral de la ciudad como escenario principal. El delegado de los misioneros en León, Manuel de la Red, manifestó que el objetivo de este encuentro es homenajear a todos aquellos que dejan su vida y su familia por ayudar a los demás. Nosotros les acompañaremos en este homenaje y les agradeceremos su trabajo, matizó de la Red. Muchos de los participantes en esta jornada de convivencia que se dieron cita en la capital leonesa llevan desempeñando esta labor evangelizadora la mayor parte de su vida y es que lo hacen por vocación: la misión no es fácil e implica una total dedicación. Al encuentro no pudieron asistir los 548 misioneros con los que cuenta actualmente la Diócesis de León, pues según indicó de la Red, «la mayoría de ellos se encuentran en este momento desempeñando su trabajo a muchos kilómetros de aquí, por lo que sólo han podido acudir los que en estos momentos se encuentran de vacaciones». Toda una vida La República Dominicana es un destino tradicional de misioneros ya que cuenta con una población que presenta múltiples necesidades. Esto bien lo sabe el padre Domingo Aller Alonso, un misionero de la orden religiosa Los Agustinos, que lleva más de 38 años realizando su labor religiosa en lugares como Puerto rico o Venezuela. Su labor se ha centrado en la enseñanza, pues desde que llegó a Puerto Rico hace más de 30 años, ha impartido clases de Historia de la Iglesia en la Facultad de Teología donde estudian la mayoría de los candidatos al sacerdocio de Puerto Rico. Una de las experiencias que más le ha llenado fue trabajar con comunidades afroamericanas donde se sintió realizado no sólo como misionero sino también como persona. Además, trabajó con el comité de desarrollo San Agustín Copadesa donde ayudó a las familias más pobres y necesitadas de la zona, experiencia que le marcó gratamente. Domingo es sólo un de los muchos misioneros que nacieron y morirán desempeñando esta labor social.