Diario de León

La rentabilidad sólo es posible si el campesino controla todas las fases del proceso comercial

Casi treinta agricultores leoneses cultivan 600 hectáreas ecológicas

Los productores denuncian la falta de apoyo institucional para convertir sus cultivos

Publicado por
S. C. Anuncibay - redacción
León

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«Muchos productores sacrifican el sabor y las propiedades nutritivas de los tomates para aumentar su peso y mejorar su estética». El presidente del Consejo de la Agricultura Ecológica de Castilla y León, Juan Senovilla, asegura que cultivar a través de métodos naturales, sin pesticidas ni funguicidas y con abonos orgánicos, redunda en una notable mejoría de la calidad del género que llega al consumidor, aunque reconoce las diferencias existentes con el sistema convencional, «en el que la recolecta es mayor, pero no mejor», explica. Una percepción que comparten los cerca de treinta agricultores ecológicos que asientan sus cultivos en una superficie aproximada de seiscientas hectáreas -todas ellas en la provincia leonesa-, reconvertidas a este tipo de actividad mediante un proceso de tres años, tal y como marca la normativa europea, para que las fincas puedan pasar a ser denominadas ecológicas. Durante el trienio, «todos los gastos de investigación y transformación se cargan sobre las espaldas de los campesinos», critica el máximo responsable de la Asociación de Agricultores Ecológicos Sur de León, Gabriel Alegre, para denunciar la falta de apoyo institucional hacia un sistema que no daña el medioambiente y beneficia la salud. De todas formas, el portavoz de la organización asegura que la actividad que él realiza, con 18 hectáreas ecológicas en propiedad, es rentable, y anima, por lo tanto, a todos los campesinos a practicarla, aunque admite que la viabilidad estriba en un control total por parte del productor de todo el circuito comercial, desde el origen hasta la venta final, o lo que es lo mismo, sin filtros que encarezcan el artículo. «Calidad y garantía» Gabriel Alegre hace hincapié en la «garantía absoluta» de los alimentos ecológicos, «porque pasan todo tipo de inspecciones, hasta por sorpresa», puntualiza, para acto seguido recordar que cuando salen al mercado se someten a infinidad de análisis. Incluso, el consumidor «sabe en qué finca se han cultivado o quién es el agricultor», un propósito que la Junta quiere incorporar en el proyecto de agricultura integrada -métodos de cultivo convencionales- y que la ecológica ya realiza desde hace tiempo.

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