Diario de León

| Crónica | Diciembre, ese mes que huele a frío |

Y se armó el Belén-¦

Casi la totalidad de los centros educativos de la provincia transforman estos días sus aulas, pasillos y patios para celebrar la Navidad

La mayoría de los colegios de la provincia han colocado ya el Belén y los adornos de Navidad

La mayoría de los colegios de la provincia han colocado ya el Belén y los adornos de Navidad

León

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Diciembre en León huele a frío, a días cortos de 24 horas, a pueblos atrapados por la nieve, a ventanas heladas y coches moribundos dormitando en las calles, a comercios que invierten sus ahorros en luces, a bufandas y guantes que abrigan el alma o a madres cosiendo los trajes de «castores» que sus hijos lucirán en la función del colegio. Y sí, en León diciembre también huele a Navidad.

 Casi la totalidad de los centros educativos de la provincia transforman estos días sus aulas, pasillos y patios en improvisados museos donde las obras expuestas por los alumnos no tienen precio para sus padres. Los murales se llenan de dibujos en los que el hombre del traje rojo comparte cartel con los magos de oriente, -”siempre más señoriales y poderosos-”, un árbol repleto de postales, adornos, luces de colores y espumillón se planta en el hall. El niño Jesús reposa sobre paja en cientos de nacimientos incluso antes de nacer. Las aburridas melodías de flauta que con tanta insistencia inculcan las profesoras de música cambian sus acordes por Villancicos que como el turrón, tienen una vida corta pero intensa.

 Los salones de actos volverán a llenarse de familiares llegados de todos los puntos para ver a sus niños subidos en un escenario aunque sepan de antemano que su papel estrella será precisamente ése, el de estrella que guía al portal o el de árbol que adorna el bosque, y es que siempre me pareció de Sobresaliente Cum Laude cómo los maestros y profesores se las ingenian para montar el Belén, algo que por cierto, a los mayores se les da de maravilla. Ensayos, puesta en escena, quebraderos de cabeza, más ensayos, el que siempre llega tarde, el que no se entera de nada, la que se aprende todos los diálogos, el que pase lo que pase llorará y la cámara del padre cotilleándolo todo para que años después descubras lo mal que cosía tu madre o lo inútil que resultan las indicaciones de la tutora una vez que la obra ha empezado.

 Así es el más perezoso de los meses del año, mágico, tanto que los suspensos siempre tienen una buena excusa en estas fechas; que si tan sólo es la primera evaluación, que aún queda Semana Santa y junio, que todavía no te has adaptado al nuevo curso, que el profe de inglés te tiene manía o bueno, siempre puedes alegar que a la maestra lo que de verdad le importaba que aprendieras era tu frase para la pastorada. De todos modos, el único espíritu que no infunde terror, el navideño, hará que a tus padres se les olviden pronto tus notas, si no lo crees espera a que lleguen abuelos, tíos, primos, suegros y amigos lejanos para cenar en Nochebuena.

 Cuando los colegios reabran sus puertas en enero todo esto será papel mojado, por eso es bueno disfrutar de una de las pocas fechas que mueven a padres, profesores y estudiantes a seguir haciendo cosas juntos, aunque a algunos les moleste la temática.

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