Diario de León

JUICIO POR EL CRIMEN DE DEGAÑA

«Los niños le vieron acuchillarme»

Brugos había manifestado ante la Guardia Civil que Álvarez la seguía, aunque nunca había denunciado.

Silvia Brugos se mostró serena antes del juicio y durante su declaración.

Silvia Brugos se mostró serena antes del juicio y durante su declaración.

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A. Domingo | OVIEDO
León

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Silvia Brugos Rodríguez se sentía amenazada y así se lo había manifestado a la Guardia Civil de Degaña, aunque no había interpuesto denuncia contra su ex marido, el lacianiego José Manuel Álvarez. Así lo puso de manifiesto en el juicio que se sigue contra Álvarez en la Audiencia Provincial de Oviedo, donde su ex cónyuge se enfrenta a una pena de 77 años de prisión, según las conclusiones provisionales de la Fiscalía, por la muerte de Jorge Marqués, novio de Silvia Brugos; Roberto y Manuel Ángel Brugos, ex cuñado y ex suegro del acusado, respectivamente, y por las heridas que causó a su ex esposa y a su ex suegra, Isabel Rodríguez.

Álvarez manifestó durante el juicio no recordar haber apuñalado a nadie y señaló que su propósito en la madrugada del 23 de mayo de 2011 era recoger a los niños, «porque no estaban con quien debían», y manifestó su arrepentimiento por lo ocurrido en respuesta a una pregunta de su abogado, Javier Ordóñez Morán, que busca en la enajenación mental transitoria una absolución o menor condena para su representado. Por su parte, el abogado de la acusación particular, José Joaquín García, insistió durante los interrogatorios en diversos aspectos para incidir en que el leonés había planeado el ataque, como el hecho de que vistiera ropa negra que no había utilizado durante el día y se ocultara la cara con una capucha, que portara herramientas para entrar en el domicilio y que se dirigiera directamente al cuarto en el que dormían Silvia Brugos y Jorge Marqués, el último al que se accede.

En su declaración ante el tribunal, Silvia Brugos manifestó que aquella madrugada se despertó con alguien «encima de nosotros acuchillándonos». Notaba golpes fuertes y no supo que le habían apuñalado hasta que encendió la luz. Su novio, Jorge Marqués, se levantó de la cama para caer acto seguido y fallecer minutos después, añadió.

En el pasillo

Fue entonces cuando su padre, Manuel Ángel Brugos, y su hermano, Roberto, sacaron al agresor de la estancia. Entre insultos —«Hijo de puta, muérete. Esto es lo que habéis buscado»— y ruegos de clemencia se sucede el resto de la acción. José Manuel Álvarez increpó en el pasillo a su ex suegra: «Muérete, zorra, que tú eres la peor de todos», obra en autos.

Los hijos del matrimonio roto, alarmados, acudieron al cuarto de su madre. «Traté de tranquilizarles», dijo Brugos, que sufrió un segundo ataque, cuando su ex cónyuge se deshizo de los varones de la casa que le podían hacer frente: Roberto Brugos, en calzoncillos y camiseta, y su padre, con los pantalones, unos vaqueros, si terminar de poner, según relataron los testigos.

La segunda acometida se produce delante de los pequeños. «Los niños vieron a su padre acuchillarme», manifestó Silvia Brugos, que, entre peticiones de piedad, agarró el filo del arma homicida —«bastante grande, con una hoja ancha, como los cuchillos de monte», describió—, por lo que sufrió «el corte del tendón y el nervio».

Desde que se divorciaron, su ex marido no le había amenazado, pero «a veces me seguía y nos insultaba», motivo por el que había acudido a la Guardia Civil de Degaña. No denunció, pero se quedó el móvil del comandante de puesto. «Nunca le había visto tan furioso».

José Manuel Álvarez no miró a su ex compañera durante todo el tiempo que ésta respondió a las preguntas de los letrados. Entre expresiones de desagrado y sorpresa escuchó a Silvia Brugos, que se mostraba tranquila. El acusado mantuvo esta actitud durante toda la sesión, cuando declaró su ex suegra y los tres guardias civiles que acudieron en primer lugar a la escena del crimen.

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