Diario de León

SUCESOS

En el punto de mira de los cacos

En los últimos cuatro años la misma entidad bancaria de Villaquejida ha sufrido tres atracos. Las sucursales situadas en la vieja carretera nacional parecen ser la presa preferida de los ladrones que han intentado llevarse una caja fuerte sacándola de la pared, intimidar a los empleados con una pistola de juguete y un hacha o arrancar el cajero automático con un camión-grúa y llevárselo

En junio un hombre atracó el Banco Etcheverría y un vecino impidió que huyera con su bici

En junio un hombre atracó el Banco Etcheverría y un vecino impidió que huyera con su bici

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ARMANDO MEDINA | VILLAQUEJIDA
León

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Parece que los ladrones han puesto a Villaquejida en su punto de mira en los últimos tiempos. Especialmente en las entidades bancarias situadas en la vieja carretera nacional N-630 que atraviesa la localidad y es muy poco transitada por la noche. Una de ellas ha sufrido tres atracos desde 2010. Todos ellos muy sonados por la espectacularidad o peculiaridad de las formas empleadas por los cacos.

Pasada la noche de Reyes, el 7 de enero de 2010, la Guardia Civil frustró el robo de la sucursal de la Caixa Galicia. Los delincuentes no se habían andado con bromas. Habían entrado en el inmueble, desconectado el sistema de alarmas, desempotrado de la pared la caja fuerte y cuando estaban a punto de introducirla en un vehículo de alta gama apareció un patrulla de la Benemérita e hizo que los ladrones tuvieran que huir sin botín.

Otros dos robos han tenido lugar este mismo año 2014. Todos en la misma entidad que el anterior, ahora con el nombre de Banco Etcheverría.

El pasado 18 de junio un hombre entró en la sucursal. Se tapó la cara y pidió a los empleados que le dieran 12.000 euros. Éstos le contestaron que debía esperar media hora a que la caja fuerte se abriera. Entonces les replicó que le dieran lo que tuvieran. Unos 3.000 euros. El atracador, un hombre de 57 años, llevaba una pistola, que después resultó ser de juguete, y un hacha con la que destrozó las cámaras de seguridad. Tras apoderarse del dinero, no se sabe por qué, mandó desnudarse al único cliente que se encontraba en la oficina. Le ordenó que se quitase los pantalones. Al salir quiso apropiarse de una bicicleta para huir, pero su propietario se enfrentó a él y se lo impidió. Logró quitarle la pistola, momento en el que se descubre que es de juguete. Y, por supuesto, no le dejó llevar la bici. El caco, en su huida, robó la furgoneta de reparto del panadero y huyó por un camino en dirección a Cimanes de l Vega. Fue detenido en Benavente pocas horas después.

El último atraco tuvo lugar esta misma semana. Y tampoco fue nada convencional. Los ladrones robaron a la una de madrugada del martes al miércoles un camión-grua a la empresa Graveras Valencia en Benamariel. De allí se dirigieron a Villaquejida donde arrancaron literalmente el cajero automático. En un lugar por determinar cambiaron el cajero a otro vehículo y aparcaron el camión en la vecina localidad de Grajal de la Ribera.

Estos tres robos son los más sonados, pero ha habido más en lo que va de siglo. El 9 de mayo de 2003 un hombre entró a las dos de la tarde en la sucursal de La Caixa, situada en la misma carretera, y a punta de pistola robó 11.092 euros. Fue detenido a los pocos días. En noviembre de 2001 robaron 3.000 botellas de coñac de un camión, en enero de 2002 atracaron el estanco, en agosto de 2004 el hotel San Agustín y en 2013 una vivienda particular.

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