Toral de los Guzmanes
El Museo del Botijo, el récord Guiness desconocido de León
La colección ubicada en el Palacio de los Guzmanes, del siglo XIII, cuenta con 3.000 piezas que representan a todas las zonas de España.
Dos imágenes de la colección del Museo del Botijo de Toral de los Guzmanes en las que se aprecia la rica variedad en formas y decoraciones de las piezas expuestas. DL
Armando medina | toral
El Palacio de los Guzmanes de Toral de los Guzmanes esconde uno de los considerados museos más raros de España. Se trata del Museo del Botijo, que se ubica en el ala este de este edificio de tapial, una construcción única del siglo XIII, auténtica joya de la arquitectura tradicional que en sí misma ya merece una visita.
El Museo del Botijo es uno de los grandes desconocidos de la provincia con una colección que entró a formar parte del Libro Guiness de los Récords en el año 1997 con 2.000 piezas, la mayor del mundo. Hoy ampliada a cerca de 3.000. Motivos suficientes por los que el Ayuntamiento ha querido darle un nuevo impulso estableciendo un horario de visitas permanente. Desde hace unas semanas la exposición permanece abierta de martes a domingo de 12.00 a 19.00 horas con un precio de 1,65 euros la entrada general y 0.77 euros para jubilados y menores de 18 años y para grupos de más de 5 personas. Para las visitas guiadas de domingo es necesario concertar cita.
La colección es propiedad del riojano Jesús Gil Gibernau que se la cedió al Ayuntamiento de forma desinteresada para crear el museo.
En la muestra están representadas, en mayor o menor medida, todas las provincias de España, con sus múltiples peculiaridades que se ven reflejadas en los distintos colores, formas, tamaño y decoración. La originalidad de cada artista alfarero, su funcionalidad, estética y otros variados factores muestran piezas muy distintas como los botijos trampa, del cura, nevera, novia, de pozo, maricona, antropomorfos... Todo ello perfectamente colocado en vidrieras de cristal para su conservación.
Las visitas incluyen un paseo por el Palacio, un edificio de planta prácticamente rectangular por el que pasaron los Reyes Católicos. Destaca su patio central y, especialmente, su magnífico salón de plenos ubicado en la torre noreste, la que mejor se conserva en su estado original. Allí se esconde un curioso cuadro que recrea, precisamente, la entrada en la villa de los monarcas Isabel y Fernando, pintado a partir de pigmentos naturales por el artista americano Gregory, del que nunca más supo, tomando como modelos a los propios vecinos del pueblo.