CINCO GENERACIONES EN EL GANSO
Tres tatarabuelos con el mismo tesoro
Jimena, una niña de 6 meses y la habitante más joven censada en el pueblo, es una de las pocas que puede presumir de tener tres tatarabuelos .
Los tatarabuelos, Emilio y Jesús sentados a la izquierda y derecha de la tatarabuela, Felipa, mientras sostiene a Jimena. MARCIANO PÉREZ
Dicen que quien tiene un abuelo, tiene un tesoro, pero también hay muchas personas que pueden presumir de tener bisabuelos e incluso algún tatarabuelo. Este es el caso de Jimena, una niña de tan sólo seis meses y que es la habitante más joven censada en la localidad maragata de El Ganso, que a pesar de todavía no pronunciar palabras, puede alardear de tener hasta tres tatarabuelos.
Sin descendencia anterior en El Ganso, la oportunidad de trabajo en el campo hizo que Jesús Rodríguez, ahora con 88 años y, Felipa Carrera, actualmente con 87, y siendo ambos naturales de La Cabrera, decidieran cambiar de aires en 1958 junto a sus tres hijos para desarrollar su vida en este pueblo. Entre esos tres se encontraba Rosario Rodríguez, ahora con 64 años, pero que en 1972 se fue a Suiza en busca de empleo. Allí, trabajó en un Hospital donde conoció a Emilio Mencía Casanova, con el que estableció una relación amorosa y, fruto de la misma, nació en tierras suizas su hija Eva. Trece años más tarde, optaron por volver en familia a El Ganso donde Emilio se dedicó al campo hasta sus actuales 65 años.
Desde entonces toda la familia ha residido en El Ganso y con el paso del tiempo ha ido creciendo. Fue a los 17 años cuando Eva tuvo a su hijo Daniel, el que ahora a sus 25 años ha tenido junto a María Riveiro de 19 años, su primera hija, Jimena.
La suerte sonríe por partida triple a la más pequeña de la familia, ya que además de tener como tatarabuelos a Felipa y Jesús, cuenta también con el abuelo de su abuela materna, Emilio Mencía Quintela, con 99 años de edad, quien llegará a los 100 el próximo mes de septiembre y que, por motivos de salud, reside junto a su hijo Emilio y Rosario en El Ganso.
Una tataranieta que ninguno de los tres tatarabuelos nunca se hubiera imaginado llegado a tener, aunque Jesús asegura entre risas que «llegados a este punto espero que mi otro bisnieto me pueda dar otro». Una felicidad por contar con cinco generaciones en la familia que se aprecia de forma especial en Felipa, la cual asevera que «he disfrutado muchísimo viéndolos a todos crecer»; además de mostrarse también «muy orgullosa» de todos ellos.
De hecho, Eva, nieta de Felipa y abuela de Jimena, afirma que «a mi abuela se le cae mucho la baba cada vez que mira a su tataranieta». Una pequeña y gran alegría de seis meses que ha dado Daniel a sus bisabuelos y que les hace seguir viviendo el día a día con muchas más ganas.